Es la hora de la merienda, un momento de descanso en este duro jueves (el pasad0) de rodaje en Requena. Ana Milán (Alicante, 1973), que fue periodista —trabajó en Tribuna— antes que actriz, deja el melocotón, pide una servilleta y se dispone a responder.

¿Le llamo Ana o princesa?

(Ríe). ¿Y eso?

Creo que así le gustaba que le llamaran de pequeña.

Tuve unos meses en los que no contestaba al nombre de Ana, pero era muy pequeña. Se me puede perdonar.

¿Busca con el cine desintoxicarse de la televisión?

No estoy intoxicada de tele. Me encanta, la disfruto; me siento cómoda y segura.

Pero rodar una película independiente, con los medios justos, ha de ser muy diferente...

Totalmente. Es un trabajo más arriesgado, en el que estás más expuesta y vulnerable... Es distinto.

Sea clara. ¿Decidió rodar este proyecto porque le convenció o porque hasta el momento no le han ofrecido largometrajes de más peso y presupuesto?

Por ambas cosas. Me apetecía mucho hacer cine y me gusta mucho el guión por su intimidad, honestidad, crudeza. Me parece que hay un paso adelante con esta película en el cine español y en mi carrera.

Está en la cresta de la ola. La hemos visto en «Física o Química», «Cámera Café», «Password», «CQC» y me dejo alguno. ¿Aprovecha el momento antes de que la ola llegue a la orilla?

Llevo muchos años en esta profesión a mi ritmo. ¿Cresta de la ola? No. No estoy suficientemente buena para ser una actriz de moda, no soy lo suficientemente mayor como para haber triunfado y no estoy recién llegada como para ser una intrusa.

¿La televisión devora?

La tele tiene un punto de vértigo, porque te conoce mucha gente a la que no conoces. Hasta que no se está ahí no se entiende. El día que has discutido con tu chico y vas a la compra, ni te has duchado, te cruzas con alguien y escuchas tu nombre... Uf. Pero la satisfacción es mayor que el sacrificio.

Y qué harían los actores sin la tele. ¡Vaya tabla de salvación!

Totalmente. Yo prefiero hacer buena tele a mal cine.

¿De mayor que le gustaría ser: seguir los pasos de Belén Rueda o Victoria Abril, que saltaron de la pequeña a la gran pantalla?

Me gustaría ser feliz. Como todos. No sé si todos están dispuestos, pero yo lo estoy. Lo que quiero es haber querido mucho y que me hayan querido mucho. Al final, un Goya se pone en una estantería. Profesionalmente me gustaría tener 65 años, estar subida en un escenario y que alguien pensara: «Guau, la estoy viendo».

¿Le han dado papeles casi siempre con un tono de severidad y dureza. Incluso en su web aparece en una foto con un tatuaje que dice «No tan mala»...

Me la hizo un fotógrafo al que conozco desde hace años. Me dijo: «Con lo tierna que eres y los papeles que te dan», y me hizo la foto.

No es natural entonces esa dureza...

Ayuda medir 1,77, tener unos rasgos fuertes, este tono de voz. Supongo que Leonor Watling lo tiene más difícil para que le den papeles de mala. Y supongo que en un casting para Julieta ella se lo llevaría antes que yo. Como mucho, a mí me darían el de Romeo. ¿La televisión española es mala o es una coletilla fácil?

Pues lo que es malo, es malo para aburrir, y lo que es bueno, es muy bueno. Tenemos programas que se nos tenía que caer la cara de vergüenza. Y luego tenemos cosas admirables. Nunca le pondría la responsabilidad a la televisión, sino a cada uno de nosotros. «¡Señores, no vean basura, no vean cosas que hieren a gente!» Hace muchos años que en este país se está pregonando lo peor de los mejores y lo mejor de los peores. Me da mucha pena. Estaría bien que la gente pase a desintoxicarse. El que quiera ver circo romano, bueno... Si es de eso de lo que quieres llenar tu vida. También hay gente que consume cocaína.

Dígame que no presentaría uno de esos circos romanos.

Se lo digo ya. Esta mañana acabo de rechazar uno, sin saber ni de qué iba. Hay cosas que yo no hago.

¿Y «Física o Química» refleja a la juventud española?

A alguna. En cualquier caso es ficción. Es mucho más hiriente el telediario. Me gusta de Física o Química que el que consume droga acaba ingresado en un hospital; y que la niña que tiene sexo precoz sin precauciones acaba embarazada y lo pasa mal. Me preocupa más saber dónde están los millones que ha invertido Camps no sé dónde y no he visto a ninguna asociación de padres levantar la voz para que sus hijos no se conviertan en mangantes que gastan el dinero del pueblo en fundaciones desconocidas. Y he dicho Camps, pero podría haber dicho mucha gente también del PSOE.

¿Qué imagen le viene cuando piensa en un colegio de monjas, como aquel donde estudió?

¡Ay, uf! Eso.

¿Me dirá qué pasó un día de septiembre en Barcelona?

Que comencé a vivir sola y ahí empezó mi vida.

Y hasta aquí. Y ya no duerme más con tacones...

(Ríe) Pues alguna vez he llegado tan cansada que me he despertado a las cuatro de la mañana y he dicho «Dios mío, los tacones». Me parecen todo un invento.