El productor de musicales «más influyente, exitoso y poderoso del mundo» según New York Times, Cameron Mackintosh, estrenó ayer en el Palau de les Arts Reina Sofía la nueva versión musical de la novela de Victor Hugo Los miserables.

¿Qué ha hecho posible que el musical «Los miserables» siga en cartel después de 28 años?

Probablemente se trata de la historia mejor contada en un musical. Cuando Victor Hugo escribió la novela en el siglo XIX no solo lo hizo para los franceses, sino para todo el mundo. La música de Claude-Michael Schönberg hace posible que se pueda contar esa historia de forma real con sólo escucharla.

¿Cómo consigue mantener en sus adaptaciones el mismo diseño escénico y técnico que sus versiones originales?

Adoro este musical, porque me gusta su música y su texto, siento pasión por esta historia. Y esto consigo transmitírselo a los equipos con los que trabajo, y aunque esta es una nueva producción, llevo trabajando así desde hace 30 años. Hace 5 años decidí cambiar la producción: decorados, puesta en escena, iluminación, música... La version original solo existe de momento en Londres y no por mucho tiempo, porque también va a ser sustituida por la nueva.

¿Qué criterios utiliza para reclutar nuevos talentos en una compañía tan competitiva?

Intentamos que la selección de actores se haga de forma concienzuda. En España, nos hemos visto un poco desbordados por la cantidad de actores con talento. Hemos encontrado cantantes muy jóvenes que se forman en nuestra compañía y se quedan con nosotros durante muchos años.

¿Cómo ha conseguido transformar el mundo del musical en un negocio global y altamente lucrativo?

He querido ser productor desde que tenía ocho años, y mi primer espectáculo fue a los 19. Todo lo que quería es que el espectáculo tuviese éxito y, a ser posible, no perder dinero. Soy el primer sorprendido de que después de 45 como productor de grandes clásicos sigan atrayendo a las nuevas generaciones. Cada vez que pongo en marcha un nuevo espectáculo tengo miedo de que sea un desastre, pero sigue siendo un éxito.

¿Es difícil organizar una producción cantada en tantos idiomas?

Sería muy difícil intentarlo así, de repente, pero llevo mucho tiempo dedicándome a esto. Una de mis bazas es descubrir jóvenes talentos.

¿A qué cree que se debe el auge de los musicales en España en plena crisis económica?

Nos preguntábamos lo mismo en Inglaterra en 2008 y la historia se vuelve a repetir. Después de la crisis de los años treinta, misteriosamente tanto el teatro como el cine tuvieron un gran éxito. Aquí, en España, ha pasado un poco lo mismo: la gente está cansada de estar con sus ordenadores en casa y busca un contacto más directo con la música.

¿Qué le diría a los críticos británicos que tras su estreno en Londres en 1985 calificaron el musical de «entretenimiento tonto y sintético»?

No tengo que decirles nada, el público ya lo dice todo por mí.