Hay risas nerviosas de colegialas. Toca ajustarse la falda de cuadros y tensar el pelo recogido en una coleta. La voz de una estricta institutriz lo deja bien claro: «Empezaré recordando las normas. Cualquiera que no las acepte será expulsada y enviada a su casa. Nadie debe romper las reglas». Así empieza Breaking rules (Rompiendo las normas), del valenciano Víctor Claramunt. No es una película al uso, ni un cortometraje, ni un anuncio para televisión. ¿O sí? Es una fashion film, algo a medio camino entre el corto y un spot. Pero, sobre todo, es una oda a la fotografía, al estilismo de los protagonistas, a los complementos, a la moda.

Breaking rules le ha valido recientemente a Claramunt el premio a mejor director en los International Fashion Film Awards. La producción es una suerte de catálogo en pantalla de la firma de calzado Bibi Lou, pero mucho más sutil. Los zapatos pasan a ser actores de reparto, casi atrezzo, aunque sean la génesis de Breaking rules.

A Claramunt no le gusta que a las fashion films se les llame spots, «porque no lo son». «Es más bien un corto con mucha clase», apunta. En el género, «la tendencia es el lujo, la exclusividad». Sin ir más lejos Karl Lagerfeld rodó su propia cinta fashion, A tale of fairy, para Chanel. Uno de los grandes de la gran pantalla es también abanderado del género. El nombre de Wes Anderson „director de El gran hotel Budapest (2014)„ va unido al de Prada y su perfume Candy.

En este tipo de producciones, como indica Claramunt, lo que prima es la historia, los estilismos y la fotografía y ahí maestros como Anderson brillan.

«Siempre se nos está vendiendo algo, pero el objetivo de una fashion film es que no sepas cuál es el producto». En Breaking rules resulta difícil encontrarlo. El ojo más experto podrá advertir que el zapato es el protagonista oculto, la prima dona invisible. Y eso que en total salen 36 pares de zapatos de la marca.

El producto no es el protagonista de ahí la devoción de aclamados directores „Roman Polanski dirigió a Helena Bonham Carter y Ben Kingsley en A therapy, también de Prada„ por el género. Claramunt asegura que lo que seduce de las fashion films es «la libertad creativa que te permite».

En cuatro minutos y diecinueve segundos, Claramunt „realmente es diseñador gráfico„ traslada Breaking rules a un estricto internado, una escuela de protocolo para «niñas bien». Mientras una voz en off enumera las prohibiciones del recinto „podría ser un internado suizo„ sus dos protagonistas desafían todas y cada una de las normas de la casa.

Pero el equipo de Breaking rules „íntegramente valenciano, excepto una de sus protagonistas„ nunca llegó a salir de casa, ni estuvo en un internado y mucho menos en Suiza. «El rodaje duró tres días y todos los interiores se rodaron en un hotel en Museros. La escena de la playa la hicimos cerca de Puçol», explica el director y también guionista de la historia junto a su mujer, Ingrid Gené. Con las labores de posproducción, la cinta estuvo lista en un mes. El presupuesto estuvo más ajustado que en cualquier producción de Anderson o Polanski, obvio. Unos 25.000 euros, sesión fotográfica para el catálogo incluida. El resultado, un premio internacional, proyección mundial y que los grandes creadores de tendencias conozcan la firma y a Claramunt.

Breaking rules solo se puede ver en la plataforma Vimeo, donde las reproducciones suben como la espuma. Ya han rodado la segunda parte, titulada Empathy, adelanta Claramunt, que sigue fiel al escenario local. Esta continuación ha sido rodada en parte en la Albufera, pero asegura que nadie la reconocerá. «Parece otro sitio, es muy londinense». Su rodaje al amanecer y las brumas matutinas ayudaron mucho a lograr una estampa mágica, por lo que relata Claramunt.

El valenciano, que ya ha trabajado el género para otras firmas como Play Station o Häagen-Dazs, suma más proyectos. Precisamente hoy presenta dos propuestas más para Bibi Lou. Sin duda, el International Fashion Film Award le ha ayudado mucho. «Me ha abierto puertas, aunque haya sido también un poco de suerte». Sí, pero una suerte trabajada.