«Queremos potenciar su aspecto escénico para darle vida cultural más allá de los toros». Así resume Toni Gaspar, alcalde de Faura y diputado de la plaza de toros „nombre que sustituye a Asuntos Taurinos„, las intenciones de reestructurar la utilidad del coliseo valenciano.

La plaza de toros de Valencia, gestionada por la Diputación Provincial, se utiliza prácticamente para acoger espectáculos taurinos „un total de sesenta días al año, contando con las jornadas de montaje y desmontaje„, los otros 300 días la plaza «se queda vacía», factor que convierte al complejo en un edificio «infrautilizado».

Con la intención de reestructurar la utilidad de la plaza de toros, el equipo de Toni Gaspar lleva tres meses trabajando en una modificación de la ordenanza que regula sus funciones, una ley calificada como «antigua» por el propio Gaspar, que atribuye «demasiadas competencias» al diputado y que estará modificada «si no es en enero, en febrero». «Queremos una ley transparente que facilite su uso como espacio cultural sin interferir en los espectáculos taurinos y respentando sus ferias y sus fechas», puntualiza el diputado.

La ubicación de la plaza, en pleno centro de la ciudad junto a la Estación del Norte y su calificación como patrimonio cultural, convierten al coliseo en un punto estratégico y atractivo para cualquier evento.

Actualmente, la ordenanza limita su uso «porque no contempla muchas casuísticas y escenarios que se puedan dar». Por ejemplo, según Gaspar, a lo largo del año únicamente acoge «cinco o seis conciertos de música» ya que las tasas que deben pagar los clientes son muy elevadas (12.000 euros al día).

La diputación propone bajar las tasas para atraer a más promotores y dividir el precio según el espectáculo y la zona que se vaya a utilizar, es decir, el coste de una actividad variaría en función del espacio que ocupe y el público al que vaya destinado. «No deberán pagar lo mismo los espectáculos para 10.000 personas, que los destinados a un público más reducido, diferenciando las zonas como la rotonda o el albero», explica. Además, la idea es que «se autofinancie con los ingresos».

La función de la diputación, recalca Gaspar, no sería en ningún caso «organizar eventos culturales», sino «adaptar la legalidad de la plaza para que sea más accesible a nuevos proyectos».

Tal como publicaba ayer Levante-EMV, Valencia se ha quedado fuera de los circuitos culturales las grandes estrellas internacionales de la música precisamente por la falta de espacios adecuados que puedan hacer viables estos conciertos. El cambio de la ordenanza facilitaría que la plaza de toros se convirtiera en un punto cultural más de la ciudad, un auditorio, una sala de exposiciones o que acoja a ferias gastronómicas o cualquier otro acontecimiento cultural que se presente y que se apruebe.

La diputación mueve ficha y abre el complejo utilizado hasta casi excñlusivamente, con algunas excepciones muy escasas, para festejos taurinos.