La aparición de Sr. Trapo en 2003 causó revuelo. La animación española ya había coqueteado con el 3D y esta pequeña producción, que se coló en los Goya en la discreta categoría de mejor cortometraje de animación (acabó ganando la estatuilla), fue una de las que mostró las inmensas posibilidades estéticas de la nueva animación. Estaba dirigida por Raúl Díez y en ella participaba un joven Jaime Maestro, que posteriormente volvería a recoger un premio de la Academia como responsable de El vendedor de humo. Junto a ellos, en los créditos aparecía el nombre de Paco Gisbert, productor y director valenciano ligado para siempre al mundo del cine animado que falleció ayer de manera repentina a los 63 años de edad.

Cuenta su amigo Luis Gosálbez, gerente de los Productores Audiovisuales Valencianos, que en los albores del nuevo milenio, Gisbert le anunciaba que se acababa el trabajo artesanal de la plastilina, material con el que se había adentrado en el mundo de la animación por stop motion, y el futuro estaba en la pantalla del ordenador. «Tenía el taller lleno de muñequitos y me dijo que todo eso se terminabaa, que todo sería infoplastilina», rememora Gosálbez.

Sr. Trapo fue un hito para la animación valenciana acuñado por la marca Pasozebra, productora valenciana levantada por el propio Gisbert junto a los hermanos Díez, quienes aún hoy están al frente. De allí han salido personajes archiconocidos a través de los anuncios de televisión, como el irreverente muñeco de los Choco Flakes o el Equipo Actimel.

Hace unos cinco años, Gisbert se desvinculó de Pasozebra y retomó una antigua productora, Lluna Films, junto a su mujer Francisca Ramírez. Ambos figuran como codirectores en Honorio. Dos minutos de sol, otro cortometraje animado seleccionado para los próximos Goya y uno de los escasos representantes con cuño valenciano en la gala de la Academia de Cine, de la que el propio Gisbert era miembro. También se había comprometido dentro del mundo asociativo con la Federación de Empresas Audiovisuales de Valencia y, sobre todo, con la Asociación de Productoras de Animación Valencianas, de la que fue presidente hasta su fallecimiento. Alrededor de medio centenar de premios jalonaron su carrera dentro del mundo de la animación. El último lo recibió en noviembre pasado por su corto Kiko's Paradise en el International Children's Film Festival de la India. Queda, quizás, un Goya póstumo.