Si Valencia quiere ser declarada Ciudad Creativa este año (o en los sucesivos), tal y como lanzó al aire el foro La Cultura Importa, podría fijarse en ejemplos cercanos, como el de Sevilla, que fue, hace casi una década, la primera ciudad que consiguió el título de Ciudad de la Música, concedido por la Unesco y al que aspirará el Cap i Casal.

La capital andaluza se adelantó a otras grandes urbes como Barcelona, enviando un proyecto a la oficina de la Unesco en París apenas dos años después de que el organismo internacional impulsara este nuevo título, destinado a favorecer la conexión intercultural en todos los rincones del mundo a través de una red urbana (hace falta ser considerado una ciudad). A día de hoy son más de 150 las ciudades que ostentan el reconocimiento de Ciudad Creativa, otorgado en convocatorias anuales. Cada aspirante debe elegir un campo dentro magma compuesto por música, artes escénicas, cine, literatura o gastronomía. A partir de ahí, se trata de desarrollar un proyecto en el que estén involucradas las instituciones y en el que figure el compromiso para realizar una serie de actividades, además de incluir subproyectos solidarios y hermanamientos con otras ciudades de la red.

Barcelona y Granada forman parte del grupo como Ciudades de la Literatura, Sevilla se adhirió con la música y, hace escasamente un mes, Dénia entró en el club como Ciudad de la Gastronomía, presentando una propuesta (lo consiguió al segundo intento) que aunaba la innovación y la tradición en este campo, además de aportar todo un conjunto de actividades que promocionarán en los siguientes años.