Lo nuevo simplemente es nuevo. Simplemente es lo que es, no hay más en ello, no se le da más vueltas. Lo viejo, sin embargo, se observa a través de espejos que deforman el recuerdo. La nostalgia es una trampa de la memoria que lleva a añorar series de televisión infames, grupos que no eran para tanto, jugadores de los noventa que nunca ganaban o carreras de camiones en el Jarama. El Festival Internacional de Benicàssim, que hoy funciona a pleno rendimiento con The Chemical Brothers, Jamie XX, Biffy Clyro y La Habitación Roja, entre otros y tras el aperitivo de ayer que encabezó Major Lazer, puede competir y compite con el resto de festivales veraniegos, pero jamás podrá hacerlo con su pasado. Al menos con lo que se evoca de su pasado. Cualquier jornada, cualquier concierto o cualquier situación es comparada de inmediato con lo que sucedió hace dos, cinco, quince o veintiún años, cuando la aventura comenzó en el Velódromo. El FIB vive en un eterno e inevitable antes molabas, en parte porque su historia es verdaderamente grande (de Lou Reed a Brian Wilson pasando por Bob Dylan, Leonard Cohen y una veintena de nombres clave en la música popular contemporánea), y en parte porque el recuerdo es a menudo mentiroso y siempre selectivo.

El dúo inglés de música electrónica, The Chemical Brothers, publicó su primer disco en 1995, el mismo año de la creación del FIB. Poco después, aún en los noventa, fueron uno de los favoritos del público fiber, que pronto doblegó sus reparos en cuanto al género electrónico, en buena medida, gracias a directos como los suyos. The Chemical son unos clásicos del festival de Benicàssim. Quienes quieran el FIB de antes, hoy y aquí lo tienen.

También con La Habitación Roja, seguramente la banda valenciana más importante de su generación, que encara su quinta presencia, de nuevo en el escenario grande. La parroquia nacional presenta hoy una de las propuestas más sugerentes del fin de semana, con Juventud Juché, Le Parody, Hidrogenesse o Cosmen Adelaida, además de los populares Hinds o Dorian. El FIB mira hacia adelante: recuperó el año pasado en su público cuota nacional, prácticamente equilibrada con la extranjera, y espera dar continuidad a la tendencia.

Ayer, por lo pronto, se estiró remolón en la jornada inaugural. El escenario principal se decantó entre la electrónica y el hip hop, de El Guincho a Mr. Oizo pasando por Soulwax, Major Lazer y Skepta. Los locales Ruth Baker Band tuvieron el honor: el primer grupo en actuar en Benicàssim 2016.

La fórmula

La localidad de la Costa Azahar está poniendo de su parte. Las playas se llenan de fibers, hace calor pero no exageradamente, y el festival puede presumir de su triple fórmula victoriosa: playa, sol y música. El FIB, esa ciudad de vacaciones musical, espera rozar los 40.000 asistentes mañana, asido al reclamo de los británicos Muse. En su anterior visita, en 2007, por el cartel asomaban también Wilco, Arctic Monkeys, Kings of Leon, Animal Collective, Iggy & The Stooges, Devo, Dinosaur Jr, Black Rebel Motorcycle Club, Antony & The Johnsons y una tal Amy Winehouse, entre unos cuantos más. Como no podía ser de otra manera, la primera crónica que salta en los buscadores afirma que se trató, con todos esos en liza, de «la edición con el cartel más flojo que se recuerda».

Lo dicho: lo viejo, la nostalgia y la memoria.