En el mes de septiembre, cuando su querido barrio de Benalúa en Alicante ultima una gran exposición sobre su obra y cuando en apenas unos días el Mubag y el IAC Juan Gil-Albert van a desgranar una de sus tallas de madera más interesantes, Apocalipsis (premiada en 1984 en el Salón de Otoño de Madrid), Remigio Soler, el pintor y escultor alicantino, maestro en el arte de la imaginería, el humilde y cercano trabajador, se fue. El artista falleció ayer a la edad de 84 años en el Hospital General de Alicante tras una larga enfermedad.

Soler, que realizó exposiciones nacionales e internacionales (una de sus últimas muestras fue la titulada Homenaje a la Medicina en la CAM en marzo del 2005), fue también un conocido constructor y diseñador de Hogueras. Incluso el artista Pedro Soriano le dedicó en el 2001 un retrato que fue Ninot indultado en las Hogueras de aquel año. Rodeado de su familia, y de sus seres más queridos, Soler dijo adiós a una vida marcada por la lucha (huérfano de padres a los 9 años, residió en el hospicio) hasta que ingresó en la escuela de Bellas Artes de Alicante, situada en la Rambla, donde recibió clases de los mejores pintores como Perezgil, Pedro Valdés y Manuel Baeza.

Más tarde viajó a Barcelona, donde amplió sus conocimientos en el oficio donde ya era un alumno aventajado, el dibujo. De hecho, su talento, le permitió integrarse en las plantillas de la editorial Feher y Bruguera. Después regresó a Alicante, su tierra, la que hay detrás siempre de su obra, donde se encuentra toda su vida y personalidad.