La galería de arte Christie's subastó ayer el cuadro «Llegada de las barcas» del pintor valenciano Joaquín Sorolla en Londres con un precio de salida de 341.000 euros. La consejera delegada de la galería, Carmen Schjaer, aseveró que en el cuadro «está todo lo que se espera de Sorolla concentrado en un formato pequeño».

El cuadro, con un formato de 29 x 44 centímetros, pertenecía a una colección privada europea en la que ha estado cerca de 30 años sin acceso al público. «Hace cuatro meses llegó a la galería y pensamos que era importante que la vieran los españoles», expresó para señalar que «al natural gana mucho» puesto que la pintura tiene «grosor y textura».

Según explicó, en él se observa una escena a orillas del mar con barcos de vela y pescadores en la playa del Cabanyal. En este contexto añadió que Sorolla siempre plasmaba la vida, la alegría y la belleza del momento en sus cuadros, y que el mar «era imprescindible para él».

El lienzo fue pintado en 1903, en el «culmen del proceso creativo» del pintor, y al natural. Según precisó, Sorolla en ese momento «estaba aprendiendo a manejar la luz y el espacio», algo que se refleja en la obra. «Es todo frescura», señaló tras explicar que en el cuadro se aprecia la luz que traspasa la velas y la unión de la arena con el agua de una manera «magnífica».

Por su parte, la especialista de pintura del siglo XIX Adriana Marín puso de relieve que la peculiaridad de este cuadro es que a pesar de «su pequeño formato, su escala es enorme». Asimismo añadió que «la prontitud» de la pincelada es lo que denota que Sorolla realizó esta pieza «al momento». «Para pintar al natural tenía que hacerlo muy rápido», explicó.

«En esta pieza se encuentra todo Sorolla: doce personajes, un buey, el mar y los barcos. Es un cuadro ambicioso a pesar de su formato», añadió. Asimismo subrayó que en su sobras se puede apreciar como los personajes femeninos tienen «una belleza especial» puesto que «siempre ha focalizado en la mujer».

En este contexto relató que Sorolla, de fuerte personalidad, luchó por romper los convencionalismos del arte, siendo, a su juicio, «el pintor impresionista por excelencia». Además, ha resaltado que es un artista que «nunca dejó de formarse y trabajar».