Los restos mortales de Carmen Franco, la única hija del dictador Francisco Franco, han sido depositados este domingo en la cripta de la familia Martínez Bordiú que se encuentra en la catedral de la Almudena donde yace también su marido, el marqués de Villaverde. Ayer se celebró la ceremonia de incineración de los restos en el tanatorio Sur de Madrid, donde acudieron familiares y amigos de la hija de Franco. Los primeros en llegar fueron Luis Alfonso de Borbón y su mujer Margarita Vargas, Jaime Martínez Bordiú y su esposa Marta Fernández.

Carmen Franco falleció el pasado viernes a causa de un cáncer terminal que le fue diagnosticado en verano. Tenía 91 años. Deja tras de sí una herencia con multitud de propiedades, entre ellas, el Pazo de Meirás, la mediática «casa de verano» de la familia Franco en la localidad gallega de Sada.

El BNG del municipio ya ha solicitado que el pazo no se transmita en herencia tras la muerte de su titular. Los nacionalistas han pedido a los gobiernos central y gallego a que adopten las medidas necesarias para incorporar el inmueble, entregado a Franco al inicio de la dictadura, al patrimonio público. Considera además que el inmueble fue «expoliado» por los Franco.

El Pazo de Meirás fue nombrado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Xunta de Galicia en 2011, y desde entonces la administración autonómica había obligado a su propietaria a abrir el inmueble al público, al menos, cinco veces al mes. La familia ha inclumplido en varias ocasiones esta exigencia.