La fiebre por la dedicatoria lleva a miles de personas a la Fira del Llibre

La presencia de autores «superventas», con Megan Maxwell como estrella mediática, desata el entusiasmo en un recinto de Viveros lleno por la mañana y por la tarde con estimaciones de una doble de facturación respecto al año pasado

Feri del Libro de Valencia

Feri del Libro de Valencia

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

El grupo de amigas se marcha satisfecha. Megan Maxwell le ha firmado varios libros, les ha hecho preguntas, se ha hecho fotos, les ha dado las gracias, les ha hecho recomendaciones y... no ha puesto mala cara en ningún momento. «¿Cuanto tiempo hemos hecho de cola? Hora y media». Pero les ha valido la pena. Sobre todo si se piensa en los desganados autógrafos-rayajo que se consiguen en la puerta de una ciudad deportiva si el futbolista de turno tiene a bien bajar la ventanilla. Con el precio de una camiseta hay para cinco libros. Son diferencias. La jornada del sábado en la Fira del Llibre fue un desborde absoluto. Seguramente, por encima de cualquier previsión. Un maremágnum humano Good Morning, Vietnam que el director Manolo Gil veía con satisfacción pero menos que la buena salud general del certamen. Lleno por la mañana, lleno por la tarde.

Megan es la superventas del momento y la cola iba desde la Alquería hasta la Rosaleda. De un público disciplinado y encantado de que la autora le interrogue. «¿Te ha gustado?» «Ah, aún no lo has leído», «Recuerda que es una adaptación», «¿Cómo te llamas?» «¿Foto?, Claro, claro». Y de un público especialmente femenino. Ella ejerce el particular fenómeno «Idol» en versión de papel, con patrones de lector muy determinados. «Venimos desde Elche» dice una familia mientras la hija, adolescente de nuevo cuño, saca media estantería de libros inmaculados de una bolsa.

«Está siempre hasta que quede el último por firmar» asegura el director de la Fira. «Sí que hay un momento que se les dice que, si vienen con varios libros, firmen uno porque si no, se hace tardísimo».

Eso por la mañana. Por la tarde, Máximo Huerta hacía lo mismo con su particular cola máxima para firmar su París Despertaba Tarde. La del televisivo reconvertido a autor literario fue la avanzadilla de la cola de Cherry Chic («las propias chicas son las que me han ido mandando fotos de la cola a través de redes sociales») o de Rebeca Stones.

Sensaciones que se llevó también Ángeles García, Boticaria García, que convertía la presentación de su libro en un espectáculo y se sorprendía «del tamaño del recinto y la cantidad de gente que hay en la Fira», ya que era la primera vez que la visitaba.

Y con orden. El libro fan es disciplinado. Maxwell, que ahora convierte en oro todo lo que toca, fue la principal atracción de la jornada sabatina aunque, por ejemplo, Eloy Moreno también estrenó la cola a primera hora y prolongó la sesión de autógrafo y foto hasta bien entrado el día. «Como no estoy presentando libro ahora mismo, vienen con varios de mis trabajos bajo en brazo para que se los firme, y yo encantado». Lo mismo que el particular juvenalia: Selene de Pascual, Iria Parente, Pol Ibáñez y Luna Javierre, cada uno con su correspondiente y disciplinada cola. Y Elías Dosumnu presentaba su primer libro de recetas Vamos a Hacerlo Mejor.

Y así, todos en un sábado caluroso, que llegaba después de un inicio de Fira inusitado. «Hay puestos que nos han dicho que han facturado hasta el doble respecto a los mismos días el año pasado. Que el sábado esté lleno entra dentro de lo previsto, pero es que el jueves, el viernes, parecía que estábamos ya en fin de semana. Es una locura». Conclusión: «La gente sigue comprando libros».

«Apostamos mucho por los jóvenes», que tienen su particular fenómeno fan. «Pero no solo es esto». Ahora hay que aprovechar también lo que llega con la modernidad: las comunidades. «Se citan por redes sociales». Y no solo los superventas. «Es que los más literarios también tiene mucho éxito. Aramburu, Pérez Gellida... o Sara Torres, que presentó su libro ante trescientas personas y luego estuvo firmando hasta casi las diez de la noche».

Moreno compartía espacio con cientos de niños viendo delante suyo al Grúfalo -cómo debió sufrir con las altas temperaturas-, quien luego salía a hacerse fotos entre la multitud. Los 59 años de Fira, que conviven con los 39 en Viveros. «Son diez días y diez días funcionando. Y los libreros están contentos».