La fidelidad de la reina Doña Sofía con el Náutico de Valencia va más allá de lo que exige su cargo. Este año, la Reina madre no tenía la obligación de asistir a la entrega de premios del Trofeo SM la Reina, pero ella quiso asistir. Y así lo transmitió a la organización. La Reina se siente cómoda en el Náutico y ayer lo volvió a demostrar. Tres cuartos de hora antes de lo previsto, y en coche, Doña Sofía llegó al Náutico dónde fue recibida por la directiva del club y el Almirante Jefe de Personal de la Armada Española, José Antonio Ruesta. Irradiaba felicidad. Desde Madrid viajó a Valencia en AVE, el mismo medio de transporte que utilizó para su vuelta a su residencia.

La visita fue rápida, pero suficiente para con su presencia respaldar un trofeo y un deporte muy ligado a la Casa Real. Doña Sofia, que vestía pantalón blanco y americana en tonos azules y amarillos y que fue obsequiada a su llegada con un ramito de flores rojas, se refugió del poniente que a media tarde caía sobre la ciudad en la sala de banderas del edificio social del club. La curiosidad, sin embargo, le llevó a asomarse a la terraza para ver las vistas del recinto y cómo algunos barcos regresaban a las instalaciones tras un caluroso e intenso día de regatas.

Minutos antes de la seis y media, la reina acompañada por presidente del Real Club Náutico de Valencia, Julián Vico; el Almirante Jefe de Personal de la Armada Española, José Antonio Ruesta; el Delegado de Vela de la Armada, Jaime Rodríguez-Toubes; el presidente de la Real Federación Española de Vela, Jose Ángel Rodríguez Santos; el director del comité de eventos de ORC, Paolo Masarini; el director general de Deportes, Mateo Castellà y el director de la regata, Rafel Chirivella recorrió los escasos cien metros que separan el edificio social del club de la plaza central dónde entregó los premios.

Doña Sofia, muy dicharachera con sus acompañantes, recibió el cariño de los centenares de presentes mientras agradecía con sonrisas y saludos el aprecio que iba recibiendo. «¡Guapa, guapa!», fue la palabra que, en su paseillo, más escuchó. Ya en el estrado, la reina repartió los premios a los ganadores de la regata. Besos repartió a docenas.

El Natalia se alzó con el título de Campeón de Europa de la clase ORC0. El barco que patronea la rumana Natalia Brailoui ha demostrado en aguas de Valencia su fiabilidad. El triunfo es una continuidad de los buenos resultados que ha ido encadenando desde 2012. El Natalia logró el título al superar en la última manga al Elena Nova alemán, mientras que el podio lo completó el Koyama británico. En la categoría ORC2 se impuso el Low Noise en la ORC2.

La embarcación Brujo, de Federico Linares, del RCN Madrid que navegaba en la clase ORC 3, se adjudicó el Trofeo SM La Reina, que se otorga al vencedor absoluto de todas las clases participantes. El Brujo se impuso en cuatro de las cinco mangas disputadas. También se proclamó campeón de España zona Levante en ORC 3 y vencedor del Trofeo SM La Reina en esta clase.

El Doctor Senís finalizó en quinta posición y como mejor representante español en el Campeonato de Europa ORC, lo que le sirvió para obtener el campeonato de España de ORC1 de la zona mediterránea por tercer año consecutivo.

Por lo que respecta al campeonato de Europa ORC en la clase B tras el italiano Low Noise, se han clasificado el Movistar español y el Morgan IV, también italiano. En esta categoría, la cuarta posición fue para el equipo español Fyord Valencia Luxury, mientras que el trofeo SM La Reina se lo llevó el Movistar.

En la Open Division ganó en la Clase A a Grespania de Luis Hernández del RCN Castellón, seguido de la embarcación de la Armada Española Aifos, patroneada por Jaime Rodríguez Toubes, la tercera plaza fue para Por fin 3 de Millán Álvarez del RCN Valencia. En la B se impuso el Fermax de Héctor Vilanova del CN Jávea, con la segunda posición para Garvi de José María Villellas del CN San Carlos de la Rápita y tercer puesto para Sarantin II de Vicente San Juan del RCN Valencia.

Durante la entrega de premios resultó curioso el lio que se organizó en la tribuna porque, los regatistas que subían al estrado, no sabían sí hacer o no la reverencia a la reina, si besarla o estrecharle la mano. Algunos, indecisos, decidieron sólo mirarla, deja que fuera el patrón o el armador el que saludara, y sólo posar en la foto.

Doña Sofía, poco después de la siete de la tarde y entre aplausos, abandonó el Náutico.