La citricultura española -donde la Comunitat Valenciana concentra el 60% de la producción y el 75% de las exportaciones- se consolidó en 2010 como cuarta potencia mundial del sector tras China, Brasil y Estados Unidos así como primera región naranjera de la cuenca del Mediterráneo (22% del total), aunque el tirón en la producción en Italia y Egipto (21%, respectivamente) pisan ya los talones a un negocio que se estanca en España en vísperas de la entrada en vigor del próximo acuerdo agrario que sellará la Unión Europea (UE) con Marruecos, según constata la estadística oficial de la campaña 2009/2010 presentada por la patronal citrícola de productores y exportadores mediterráneos CLAM y el Comité de Gestión de Cítricos.

En el caso de las mandarinas, España ocupa un lugar destacado entre los competidores de la ribera mediterránea, pues alcanza cuotas de negocio que superan el 37%. Con todo, el crecimiento de las plantaciones de naranjas en Egipto y Turquía se presenta como una seria amenaza para sus exportaciones en la Europa del Este, donde las citadas naciones manejan mayor poder de penetración comercial que España, según la memoria del CLAM. También constata que Marruecos exporta más que España en Holanda o Reino Unido, un incremento que con toda seguridad se acentuará con la puesta en marcha del pacto agrario entre Bruselas y Rabat a partir de 2013 al eliminarse contingentes y barreras de entrada para los cítricos marroquíes en el Viejo Continente. La Comunitat Valenciana posee el 86% de las exportaciones españolas de mandarinas. En producción, concentra el 60% de todos los cítricos, frente al 26% de Andalucía.

Previsiones 2010/2011

Las previsiones de crecimiento de las exportaciones españolas para la campaña 2010/2011 incluyen una mejora del 6%, aunque todavía está por ver el efecto de las últimas heladas en la comercialización de las variedades de naranjas afectadas por las inclemencias meteorológicas. Mientras, la Unió de Llauradors destacó ayer la decisión del Parlamento Europeo de defender que los productores de agrarios de terceros países cumplan las mismas condiciones, y de que cuestione la especulación inversora en Marruecos.