No es para menos. Las caras de satisfacción en el hemiciclo, sector invitado, de Gonzalo Pino, José Vicente González y Paco Molina, en amigable camaradería y mezclados sin problemas, daban idea de lo que se cocía en la última sesión de las Cortes Valencianas.
El 25 de marzo es fecha histórica para recordar. El gobierno valenciano, la Cierval de los patronos, CC OO y UGT celebrarán con satisfacción el liberticidio perpetrado. Los demás sindicatos lamentarán el desafuero cometido (uno más aunque más grave) contra su existencia y contra la libertad sindical.
La Ley de Participación Institucional, ley que finiquita la legislatura, finiquita también (o eso intenta) la existencia de las organizaciones minoritarias en las empresas. CSIF, SI, USO, Intersindical y CGT deberán lamentar en sus carnes los despropósitos del PP, del PSPV, de Compromis y de EU y deberán anotar qué agentes políticos se han empecinado en perseguir con saña cualquier rastro de libertad en la esfera de las relaciones laborales. Contra el principio de igualdad han decidido resolver a favor de algunos agentes sociales su futuro económico adjudicando partidas substanciales a favor del Tripartito (Cierval, CCOO y UGT) en un claro ejemplo de injerencia en el mundo del trabajo con discriminación absoluta del resto.
Conchaveo
El conchaveo de la patronal y los mayoritarios viene de antiguo y su voracidad económica, también. Ahora que han visto las orejas del lobo de la crisis, y que han tenido que soportar ERE de suspensión, de reducción de jornada o de extinción de contratos con el correlativo adelgazamiento de superestructura y de plantillas, aliados, han perpetrado presiones para seguir sus objetivos: el exterminio de los minoritarios, notarios de una realidad vergonzosa.
Se repartirán en exclusiva, cada año, 5,3 millones de euros por su cara bonita para «afianzar el diálogo social». ¡Nunca resultó tan caro para el ciudadano las conversaciones entre partes!
¡Nunca fue tan costoso «mantener la paz social» previamente alterada para justificar el gasto!
Cierval, CC OO y UGT, organizaciones que carecen de vergüenza, o sea, que van por la vida sin vergüenza, han conseguido presionar para que haya dos divisiones. En la del deshonor, el Madrid y el Barcelona (CC OO, UGT) junto con la Federación Española (Cierval); el resto, al escombro de la tercera división.
No hace falta saber qué entidades y desde cuándo han sido objeto de cuántos temas al conocerse sus actuaciones delictivas en cuestiones de formación y de saqueo de las aéreas de la administración.
Y al PP un recuerdo cariñoso de quien suscribe: ¡Procuremos acordarnos de estos regalos las próximas elecciones!
