Tras las Fallas y el puente de San José que ha tenido a medio Madrid disfrutando del sol y la fiesta de València los últimos cuatro días, los directivos de Bankia comenzarán a abordar hoy la fusión -en realidad será una absorción con poco margen de maniobra para el deglutido- entre el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri y Banco Mare Nostrum (BMN). En Palma, Granada y Murcia, las sedes de las cajas que alumbraron BMN, ya se miran las extremidades para ver la dimensión de la cirugía -o amputación sin anestesia- que desde Bankia aplicarán sobre la entidad tras haber recibido las órdenes del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) de integrarse tras el fracaso de la venta. Que pregunten a los exdirectivos de Bancaja dónde ha quedado su peso en el cuarto banco de España. Y eso que consiguieron que se mantuviera la sede social en la calle Pintor Sorolla de la capital del Túria.
BMN logró mantener sus tres sedes centrales de Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra en la primera embestida del FROB tras la inyección de 1.645 millones de dinero público. A Bankia le cayeron 22.424 millones pero mantuvo su capitalidad. De España, por supuesto. Pero parece ser que en esta fusión toda la estructura operativa de Banco Mare Nostrum viajará hacia la torre izquierda de la promoción de Kuwait Investments Office (KIO), en la castiza plaza de Castilla.
Será difícil que mantengan su peso provincial y autonómico en Baleares, Murcia y Andalucía y menos probable aún que el poder de decisión del Mediterráneo en la «nueva» Bankia haga virar las decisiones hacia València. Así, es de esperar que se desmantelen las oficinas centrales de las antiguas cajas que constituyeron BMN.
La complementariedad en cuanto a la cobertura del territorio sí que permitirá que el hachazo a las sucursales bancarias no sea de las dimensiones de la unión entre Caja Madrid y Bancaja, aunque siempre quedará la digitalización para meter mano a las duplicidades. Alicante, será la provincia que más sufra, ya que ha sumado a las 65 de Bankia 54 de BMN.
Es evidente y así lo tienen asumido en el FROB y el propio Goirigolzarri que el nombre que perdurará tras la operación será el de Bankia. Una marca, pese a todos los problemas que ha tenido con las preferentes y la salida a Bolsa, más consolidada que BMN. Además, en la entidad bancaria ya dan por descontado el impacto que puedan tener sobre su imagen los procesos abiertos en la Audiencia Nacional contra la anterior cúpula directiva de Rodrigo Rato y José Luis Olivas. El nombre Bankia saldrá reforzado y con más de 40.000 millones más en activos.
Faltará por ver cuál es la situación real de BMN y sus activos aunque en Bankia confían en la «buena gestión» de su presidente Carlos Egea. Aún así, se muestran prudentes sobre «qué nos vamos a encontrar». Este viernes Bankia celebra la Junta General de Accionistas en el palacio de Congresos de València. Será la primera vez que Goirigolzarri dé cuenta sobre la fusión con BMN y donde se tendrá que retratar sobre el futuro mediterráneo de la nueva entidad. Habrá que ver qué presión imprimen los accionistas valencianos para que el tablero vire hacia la costa. Ni que sea de manera simbólica.
