Google vulnera el mercado de las búsquedas por internet: abusa de su posición y favorece en las búsquedas a sus propios servicios y anunciantes. Así lo ha justificado la Comisión Europea y así ha argumentado una multa histórica, la mayor que ha impuesto nunca Bruselas y que deja en poca cosa las impuestas hasta ahora.

En efecto, la sanción a Google conocida esta semana casi triplica la que recibió Microsoft hace una década (899 millones, en 2008), por lo que cobraba a sus competidores para fabricar productos compatibles con el sistema operativo Windows.

No fue la única tecnológica sancionada. Poco después, en 2009, Intel recibía una sanción de 1.060 millones por abusar de su posición como gran operador en el mercado de la fabricación de microprocesadores.

Y fuera del mercado tecnológico, el sector de los fabricantes de camiones recibía una multa de 2.930 millones por pactar precios y ocultar avances tecnológicos. El importe de la sanción es mayor que el aplicado ahora a Microsoft, pero entonces se trató de una multa conjunta a cinco fabricantes.

La quinta multa histórica fue la que recibió en 2012 un cártel de fabricantes de televisores (1.470 millones) por pactar precios durante una década.

Como ha trascendido esta semana, la CE ha multado a Google con 2.424 millones por abuso de posición dominante, por conceder ventajas «ilegales» a su propio servicio de comparación de compras cuando los internautas utilizan el motor de búsquedas.

«¿Por qué Google no puede hacer lo que quiera, si es su página y su servicio, por qué no puede simplemente combinarlos?», se preguntó la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, en una rueda de prensa para comunicar la decisión del Ejecutivo de la UE.

La comisaria zanjó que «lo que ha hecho Google es ilegal bajo las normas antimonopolio de la Unión Europea», ya que negó a otras empresas la oportunidad de «competir sobre sus méritos y la innovación» y, a los consumidores europeos, una mayor oferta de servicios.

La Comisión cierra así una investigación de casi siete años que abrió en noviembre de 2010 para esclarecer si Google vulneraba la libre competencia al conceder preferencias a su servicio de comparación de compras.

El dossier, que el antecesor de Vestager, el español Joaquín Almunia, intentó cerrar con un acuerdo de compromisos, tomó un tono más duro con la llegada de la política danesa a finales de 2014.

Vestager recordó que la posición dominante de una empresa no es ilegal en sí misma, pero dejó claro que ésta tiene la «especial responsabilidad» de no abusar de ese dominio.

La CE concluyó que la compañía ha dado un lugar prominente a su propio servicio de comparación de compras, de manera que cuando un consumidor hace una búsqueda en Google con la que el servicio de compras quiere mostrar resultados, éstos aparecen cercanos a los resultados de la búsqueda.

Además, según la Comisión, Google «degradó» los servicios de comparación de competidores en sus propios resultados de búsquedas. Google anunció que revisará la decisión de la Comisión en detalle mientras considera una apelación.