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«Es este plan de empleo o pasar droga en el barrio»

Fermín Sánchez y Aroa Suárez son dos de los cientos de jóvenes a los que las escuelas taller como la de La Coma les dieron una oportunidad

«Es este plan de empleo o pasar droga en el barrio»

Vivir en un barrio con pocos recursos nunca es fácil. Muchas veces los problemas y las necesidades están más presentes que las oportunidades de acceder a un trabajo o a una vivienda de calidad. Este es el caso del barrio de La Coma de Paterna, una zona urbana que se encuentra entre los nueves barrios de acción preferente donde el Consell quiere volver a impulsar el empleo mediante la reapertura de las escuelas taller.

Estos centros eran los encargados de desarrollar esta función social e integradora hasta hace cinco años, cuando en medio de los recortes por la crisis económica, la Generalitat dirigida por el Partido Popular acabó con esta luz en el túnel de muchas familias. Una de ellas, la Escuela Taller Ítaca, era la encargada de mejorar la calidad de vida de los jóvenes de La Coma, permitiéndoles tener una oportunidad de formarse y encontrar un empleo en un área que en 2016 contaba con una tasa de paro superior al 80 %.

Uno de los jóvenes que se benefició de las ayudas que la escuela taller ofrecía fue Fermín Sánchez. Aunque quiso dejar los estudios por la falta de dinero, gracias al centro «conseguí el graduado escolar, pude aprender un oficio como la fontanería y además podía aportar en casa con los 500 euros que me daban». Actualmente, Sánchez trabaja para Hyundai en la división de recambios de carretillas y, aunque no ejerce de su profesión, si que destaca que «otros compañeros consiguieron curro gracias al programa y ahora están trabajando y ganando dinero gracias a eso».

«El programa te ofrece una oportunidad y un punto de vista que sino fuera por ellos no tendrías. Te abre muchas puertas y es una muy buena ayuda para el futuro». Asimismo, para el antiguo participante de la escuela taller es necesario «porque sino los jóvenes sin este programa, se dedicarían a robar o a pasar droga en el barrio».

Aroa Suárez, otra de las alumnas de Ítaca, comparte esta visión. «Me gustó mucho el programa y gracias a él me saqué el graduado y un gran medio, lo que me permitió ser recepcionista». Suárez estudia ahora mismo para conseguir un grado superior y se muestra muy agradecida por lo que la escuela taller hizo por ella. «Me ayudó sobretodo a perder mis miedos y lo más importante es que te favorecen a la hora de entrar en el mercado laboral, una ayuda que no te proporciona todo el mundo».

A raíz de la importancia demostrada por las escuelas taller en estos barrios empobrecidos, a partir del próximo curso, el Servef ya ha propuesto reabrir de nuevo estos centros a través de un nuevo plan denominado Et Formen, el cuál contará con 4,2 millones de presupuesto inicial. Las escuelas taller volverán a ser el faro que ilumine a cientos de personas.

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