¿Por qué se ha traído a València Divina Pastora sus dos filiales ubicadas en Cataluña?
Hay dos razones. La primera es que forma parte de un proceso que viene desarrollándose desde 2013, cuando hacemos la fusión con L'Aliança. La rescatamos e hicimos la integración de procesos y de personal. Eso se terminó este año y lo que quedaba era hacer el cambio en el Registro. No nos preocupaba demasiado, pero dadas las circunstancias en que nos estamos moviendo, con los riesgos que hay de carácter jurídico, si lo mueves te evitas problemas. Lo íbamos a hacer sí o sí y si lo haces ahora y no dentro de cuatro meses en que a lo mejor se ha liado más el asunto, pues te evitas problemas. Hay que tener en cuenta que son dos entidades patrimoniales, pero con 75 millones de euros entre las dos y no es dinero como para distraerlo. Hay que protegerlo y evitar riesgos innecesarios, sobre todo jurídicos.
¿Uno de los factores básicos del cambio de domicilio es para evitar la doble exigencia de tributación del Impuesto de Sociedades si la Generalitat pone en marcha su propia Hacienda?.
Si. Eso es así. Las compañías nos debemos a las normas y reglamentos administrativos. Si no estamos de acuerdo porque consideramos que hay incompatibilidad con otra legislación tenemos que ir al juzgado. No podemos saltarnos la ley aunque sea ilegal. Si hay impuesto doble, tengo que pagarlo y luego recurrir para que me devuelvan el dinero. Lo que nadie me devuelve es el coste del proceso jurídico que debo asumir. Para evitar todo eso, aceleramos el traslado a València.
¿Tienen alguna otra empresa en la misma situación?
No, está todo concentrado en València.
¿Cómo está afectando la crisis catalana al sector asegurador?
De momento, no se oye gran cosa. Nosotros no hemos notado nada. El sector sí que ha tenido una crisis en Cataluña, porque su representatividad en España ha pasado de un 40 % a un 10 % en dos semanas. Se han movido Catalana Occidente, Adeslas, AXA y otras más pequeñas. No hay que olvidar que, si mueves los consejos, los estadios representativos de la compañía, tarde o temprano se va moviendo la empresa. Su vida cotidiana la hacen las compañías con las empresas que tienen cerca.
La banca ha sufrido fugas de depósitos pero tengo entendido que también las aseguradoras han padecido salidas en sus productos de ahorro. ¿Lo ha sufrido Divina Pastora?
No. Tenemos una buena posición en Cataluña tanto en seguros sanitarios, por la herencia de L'Aliança, como por los seguros de ahorro de la propia Divina y no hemos tenido ningún problema. Sí hemos recibido alguna llamada de mutualistas preguntando qué va a pasar con sus ahorros y les hemos dicho que están como estaban. No nos afecta en absoluto. Ni siquiera aunque hubiera un corralito como dicen algunos que pudiera haber y que yo descarto totalmente. Nuestra sede está fuera de Cataluña. Está en València.
Adeslas ha rescindido la póliza que tenía contratada el Parlament por la «gravísima agravación del riesgo». ¿Tan grave es la situación?
En el caso de Adeslas, sí, porque los seguros de responsabilidad civil sobre todo lo que cubren no son las indemnizaciones pecuniarias que un político tenga que pagar al Estado, sino que tienen que abonar la defensa jurídica, los pleitos, y eso incluye las costas, que son proporcionales a las cuantías demandadas. En un pleito de 5 millones, las costas pueden ser de medio millón y eso lo tiene que pagar la aseguradora tenga o no razón.
La Comunitat Valenciana es la zona más beneficiada, tras Madrid, por el traslado de empresas catalanas. ¿A qué cree que se debe?
Tanto CaixaBank como el Sabadell han aprovechado las sedes que tenían de Banco de Valencia y CAM, la afinidad histórico-cultural con Cataluña y el hecho de que aquí tienen muchísimos clientes. Tiene más sentido venir a València que a Madrid.
El Gobierno ya ha reducido el crecimiento económico español para 2018 por la crisis catalana. ¿Qué otras amenazas se ciernen sobre el país si no se frena la deriva independentista catalana?
La perspectiva del Gobierno lo engloba todo. Hay varios costes. El primero es la esclerosis que se genera en todo el país con esta cuestión, porque Cataluña no es una autonomía menor. Cataluña tiene mucho peso en la economía española y ahora mismo no está dedicada a producir y a generar bienestar sino a guerrear en el sentido jurídico y dialéctico con el resto de España. El Gobierno, incluyendo a la oposición, está derivando sus esfuerzos a frenar esta situación, que genera pobreza para Cataluña y para España. Además, está creando crispación social. Todo eso reduce energías y hace que los gobiernos sean menos efectivos. Otro efecto es a nivel internacional. España tiene una balanza de pagos muy buena, porque exporta más que importa y esto se puede ver mermado. No solo vamos a perder rendimiento porque una parte de Cataluña se vuelve improductiva porque está dedicada a otra historia; no solo porque los gobiernos dedican sus energías a esto, sino porque la capacidad de explotación internacional se va a ver mermada y es un país que se financia con el sector exterior. En un mes ya se ha visto mermado el turismo.
¿Está recibiendo Divina Pastora clientela de aseguradoras catalanas?.
No.
