El uso de drones para la obra civil ahorra tiempo y dinero, mucho dinero. Esa es la conclusión a la que han llegado en la firma valenciana Rover Alcisa, que se ha convertido en pionera en el uso de esta tecnología que aplican desde hace tiempo y que mejora su competitividad. Esta empresa dispone de tres aeronaves no tripuladas y de cinco pilotos homologados con titulo y está autorizada por la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA), que regula el uso del cielo. Reconocimiento de terrenos, toma de ortofotos o seguimiento de las mediciones en sus proyectos son algunas de las posibilidades que les ofrece esta inversión y que les permite no tener que contratar los costosísimos vuelos de avionetas para la toma de imágenes aéreas.

Francisco Giner, ingeniero técnico en geomática y jefe del departamento técnico de producción de Rover Alcisa, asegura que son la única constructora de la Comunitat Valenciana que tiene la autorización de la AESA y una de las diez de España que han optado por aplicar esta tecnología, que tiene una regulación muy estricta y cuyos permisos pueden costar unos seis meses en conseguirse. Giner defiende que con estas naves no tripuladas «hacemos ingeniería». «Antes necesitábamos un regimiento de topógrafos y un avión. Ahora con ocho minutos de vuelo de dron cubro 40 hectáreas con imágenes», argumenta.

Entre los principales cometidos de esta tecnología está, según este ingeniero, «la obtención de foto y vídeo de las zonas en las que vamos a trabajar, la auscultación de las obras y, sobre todo, la obtención de modelos digitales del terreno». «Conseguimos planos de nivel en tres dimensiones para los que antes necesitabas aviones volando a 1.500 metros de altura. Ahora los hacemos en ocho minutos», apunta.

Y es que el «topodron» de Rover Alcisa, así se llama también esta aplicación, consigue elaborar planos en tres dimensiones (en la imagen que ilustra esta información) que facilita mucho el trabajo posterior de sus ingenieros. La precisión es altísima y se puede ver el impacto real de una obra en el terreno, como la presa del ejemplo. Es también muy positivo su uso para el seguimiento de la infraestructura que puede ahorrar muchos sustos al cliente y a la constructora.

Los drones de la firma valenciana pueden tomar fotos «geo» desde 120 metros de altura, la ley les permite volar hasta los 150 metros, y tiene una autonomía de vuelo de 20 minutos que le posibilita recorrer en ese tiempo unos cinco kilómetros. El «topodron» lleva incorporada una cámara Sony Alfa de 24 megapíxeles que garantiza la obtención de imágenes de alta precisión.

El Grupo Rover Alcisa tiene su origen en 1962, con la creación de Alzados y Cimientos Alcisa, empresa constructora de obras públicas domiciliada en Madrid y de ámbito nacional. En 1995 se fusiona con Rover y Rover, empresa valenciana especializada en obras ferroviarias. La familia Rodríguez Verdugo, máxima accionista de la empresa, agrupa en 2003 sus actividades empresariales de Construcción, Promoción Inmobiliaria, Ingeniería, Explotaciones Mineras y Nuevas Tecnologías en el Grupo Rover Alcisa, dando lugar a lo que es en la actualidad Rover Alcisa. La tecnología les permite inventarse cada día.