Últimamente vemos a mucho prócer entrando y saliendo de los juzgados. Mucho triunfador de pueblo, mucho digno, mucho intenso con las manos engrilletadas y rodeado de los agentes de la autoridad que hasta hace unas semanas le saludaban normativamente. Mucha gomina derretida, mucho traje tres años pasado de moda, mucho silencio, mucha nuca y mucha mirada perdida. En La Vía Láctea no deseamos el mal para ningún ser vivo no comestible, por eso queremos mostrar a estos protoenchironados (bueno, ya veremos) que pasar un tiempo a la sombra puede ser incluso divertido.

Y es que el Rock y la cárcel suena bien juntos. De hecho, si cambiamos la "y" por una "de" nos sale el nombre (en castellano, claro) de una de las canciones más conocidas del Rey del Rock. Salvo en la película del mismo nombre de 1957 (una de las mejores que protagonizó, no en vano fue dirigida por el muy profesional Richard Thorpe), Elvis nunca pisó una cárcel€ A diferencia de algunos de los artistas canoros que van a pasar esta semana por nuestro programa.

Decíamos que Elvis nunca estuvo en la cárcel (quizá alguna de sus pelis de los años 60 hubiera merecido, si no una una condena penal, sí algún trabajo para la comunidad, pero esa es otra historia), pero otros rockeros sí lo hicieron, y eso les sirvió de inspiración para crear algunas de sus mejores canciones. Quizá el rock carcelario más conocido es el "Folsom Prison Blues" de Johnny Cash, aquel en el que el bueno de Johnny canta que "disparé a un hombre en Reno sólo por verle morir". Cash compuso la canción mientras servía en el ejército americano y estaba acuartelado en Alemania Occidental. Se inspiró en una película regulera de 1951 llamada "Entre los muros de la prisión de Folsom". Fue su primer éxito en la década de los 50 y lo volvió a ser más de diez años después cuando la incluyó en el mítico directo grabado en la propia prisión de Folsom. En él se puede oír como el público se vuelve loco y empieza a vitorear cuando Johnny canta la frase de disparar a un hombre en Reno. Y lo mismo pasa en otra grabación en directo de la época, la de la cárcel de San Quentin. La verdad es que mola, pero también da miedito.

Por canciones y conciertos carcelarios como estos, Johnny recibe en la escala Vaquiller de artistas pendencieros la consideración de tifón filipino. Pero lo cierto es que nuestro viejo amigo vestido de negro no pasó en su vida más que unas pocas noches en pequeñas celdas del condado y casi siempre por ir cargado de anfetaminas, la piedra angular de su alimentación durante muchos años. Es algo parecido a Jeros, el de Los Chichos, que le bastó una noche en las tétricas dependencias de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol para recibir la inspiración necesaria y componer aquel himno llamado "Quiero ser libre". Ojo, que no lo encerraron por intentar cargarse a su santa ponedora de cuernos ni por apiolar a alguien en plena gresca, sino porque el bueno de Juan Antonio se dedicaba al trile para redondear los magros beneficios que le daba la venta de colchas por los mercados de la meseta. Al igual que Johnny Cash, los Chichos se especializaron en realizar giras carcelarias, y lo hicieron de forma gratuita. Incluso convencieron a su compañía disquera para que adquiriera más de mil radiocassetes y los repartiera por las prisiones españolas. "¿Qué queréis" - se le ocurrió preguntar a Jeros a su público durante una actuación en la cárcel de Ocaña - "Coca, coca", contestó de forma unánime el respetable.

También pasó por la trena el gran Chuck Berry, el hombre que siempre ha tenido cara de viejo, como diría nuestro buen amigo Fernando Soriano (por cierto, que amenaza con volver a la radio allí en su Huelva de adopción. Os seguiremos informando). Chuck ha estado dos veces en la cárcel. En la primera le había caído cinco años de prisión por contratar a una menor apache en un club de su propiedad, el famoso Bandstand (Port Louis) y pasar con la chiquilla la frontera del Estado. Y en la segunda cayó por evasión de impuestos poco después de tocar para el presidente de los EEUU, Jimmy Carter. En esta última ocasión sólo estuvo 4 meses ya que dedicó más de 1.000 horas a servicios a la comunidad que saldó dando conciertos. Chuck es tan rata que no regala ni una sonrisa, así que seguro que ni pensó en regalar conciertos a los carcelarios como hicieron Johnny Cash o Los Chichos.

Frederick "Toots" Hibbert es otro de los artistas que pasarán este domingo por La Vía Láctea para contarnos sus experiencias prisioneras. El jamaicano ya era una institución allá en la isla al frente de los increíbles Maytals cuando en 1967 fue detenido por posesión de drogas. Salió de la cárcel un año después y casi de forma inmediata grabó "Mi número fue el 54-46", un ska canónico y certero dedicado al número que tenía que repetir varias veces al día si no quería que el guardia de turno le pegara una guantá.

Pero bueno, no hay que ser malo para componer buenas canciones de rock criminal. A Sam Cooke se le ocurrió una de las mejores de su repertorio (sí, de esa 547 mejores canciones de su repertorio) cuando estaba de gira y se cruzó con una cuerda de presos, de esas que los norteamericanos echan mano para construir carreteras por los pantanos mientras el guardia les mira desde sus gafas de espejo y escupe por un lado de la boca. "Jefe, ¿Puedo quitarme la camisa?" "Puedes quitarte la camisa Pete" "Gracias jefe". Por su parte, los Louvin Brothers interpretaron una de las canciones más tiernamente hijadeputas del repertorio apalachiano con la historia de un chaval que salió de copas con una chica de Knoxville (así se llama el tema) y al día siguiente se despertó de una pesadilla bañado en sangre. El maestro dominicano del bolero Bienvenido Briens compuso una barbaridad canora inspirada en la célebre cárcel neoyorkina de Sing Sing y la costumbre que tenían allí de freír presos con esa flamante silla eléctrica que funcionó hasta 1971. Y Robe Iniesta, de Extremoduro, realizaba un tour por los chopanos de media España cantando aquello de "Carabanchel, La Modelo, Herrera de la Mancha, Cáceres II, Alcalá Meco, Puerto de Santa María€". También hicieron rock prisionero los Byrds, los Stray Cats, los Clash o Thin Lizzy. A todos ellos (y a algunos más) intentaremos escucharlos este domingo a la medianoche en La Vía Láctea. Y a los corruptos, que les metan una lima hombre, ya está bien! Y sin mantequilla ni nada.