Enrique Ponce resultó cogido al entrar a matar a su primero, segundo de la tarde, de nombre Barbuqueja, marcado con el número 110, de pelo castaño bragado y de 565 kilos de peso, cuya muerte había brindado en el platillo de la plaza a la memoria de su abuelo Leandro.

El torero de Chiva se perfiló en la suerte contraria, y tras enterrar el estoque en el morrillo del toro fue prendido por el muslo y volteado. Ya en el suelo, el astado se enceló con Enrique, al que buscó con saña durante unos instantes que resultaron tan largos como angustiosos.

En un derrote el astado le prendió por la axila derecha, levantándole del suelo. Enrique cayó inerme en el ruedo. Fueron sus propios compañeros de cartel, El Juli y Jesús Duque, quienes junto con el banderillero Raúl Blázquez le izaron del suelo para llevarlo a la enfermería .

Sin embargo Ponce, al llegar a la altura de las tablas, ordenó que le soltasen. Se puso de pie, le quitaron la chaquetilla celeste y oro que lucía y el torero vio cómo doblaba el toro. Una aparatosa mancha de sangre apareció a la altura de la axila derecha. Una vez arrastrado el astado, saludó a los espectadores y se fue por su propio pie a la enfermería, en un gesto de torero macho.

Su banderillero Mariano de la Viña fue el encargado de recoger de manos del alguacilillo las dos orejas que se le concedieron y se las llevó a la enfermería.

Allí, en palabras del doctor Fernando Carbonell: «Entró consciente, sereno y tranquilo. Se portó como un tío, como una persona cabal. Nos dijo que sabía que tenía la clavícula izquierda fracturada y una cornada en la axila derecha».

El coletudo valenciano fue intervenido por espacio de una hora y cuarto con anestesia general por los doctores Cristóbal Zaragoza, Daniel López Quiles, Ignacio Blanes y Carbonell Tatay, quienes al terminar emitieron el siguiente parte facultativo. «Cornada en la axila derecha de 25 cms de extensión que contunde la arteria subclavia con hematoma periarterial alrededor de la arteria, con trayectoria ascendente hasta el cuello. La trayectoria respeta el paquete vásculo-nervioso. También se le asiste de una fractura en la clavícula izquierda y una contusión torácica, de pronóstico grave».

Tras ser operado, el torero fue trasladado en ambulancia a la Clínica de la Salud, en Valencia, donde quedó ingresado tras realizarle un estudio radiológico para confirmar la fractura en la clavícula.

Según el doctor Carbonell: «La fractura queda pendiente de decisión quirúrgica». Será el propio Enrique quien decida si es operado aquí en Valencia o si es derivado a otro centro hospitalario.

Cornada grave

A juicio de Carbonell, la cornada, que a muchos espectadores recordó la sufrida por José Cubero Yiyo, pudo tener unas con secuencias mucho más graves. «Al equipo médico nos recordó la que sufrió Curro Valencia, ya que la herida bordeó la arteria y vena subclavias, que si hubieran sido rotas el desenlace podría haber sido fatal. También tuvo algo de similitud con la cogida que el propio Enrique sufrió en León, aunque la contusión torácica no ha provocado finalmente un neumotórax. Lo cierto es que se puede asegurar que, dentro de la desgracia, ha tenido mucha suerte, y nosotros también, porque el tema podría haber sido mucho peor».

De momento Enrique es baja para esta tarde y todavía es pronto para adelantar un plazo para su vuelta a los ruedos.