Basta coincidir con las señales horaria. Y entonces, los vecinos de la ciudad deberían subir a las azoteas o buscar algunos de los pocos lugares altos que brinda la ciudad para disfrutar de l'Alba de les Falles, uno de los acontecimientos de nuevo cuño que sirve para recibir el inicio de las fiestas (este sí que es el último «incio», y posiblemente el más verdadero, después de que las fallas «empezaran» el 20 de marzo, el día de la elección de la fallera mayor, el de su exaltación, el día de la Crida y el de la primera «mascletà») y comenzar los cuatro días sin interrupción de que dispone la ciudad. Este año es Ricardo Caballer el responsable del espectáculo pirotécnico de la plaza del Ayuntamiento, toda vez que se ha cancelado el castillo de ese día.

Nada más acabar este acto, Na Jordana tomará el relevo con la celebración de un acto parateatral en el que, vestidos de escoceses (al estilo de la falla grande), y recuperando también los personajes de la presentación, harán un canto a la libertad a base de música, poesía y el sello «jordano».

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