«Madre y hermanos con todo el cariño y entusiasmo os pido que no lloréis ni un día. Salgo sin llorar... Cuidar a mi madre. Me matan inocente pero muero como debe morir una inocente... Ten presente que muerto por persona honrada. Besos a todos. Que ni tú (dirigiéndose a su madre) ni mis compañeras lloréis. Que mi nombre no se borre en la historia». Esta es la carta que Julita Conesa escribió con una pintura morada sobre un papel rayado la víspera de ser fusilada junto las otras doce rosas y que su tío entregó a Fernanda Romeu.