Un estudio efectuado por Omnium Ibérico, la empresa encargada del servicio de agua potable en la Pobla de Farnals, indica que las filtraciones que están sufriendo varios edificios de la localidad en sus garajes no provienen del alcantarillado. Así pues, y tal como ha señalado el alcalde Enric Palanca, se descarta que exista una fuga de aguas fecales, de acequia o del sistema de suministro de agua potable y se confirmaría que son aguas de manantial (saturadas de nitratos por los productos químicos del campo) y que las inundaciones se producirían al aumentar el nivel freático tras las lluvias intensas de los meses de noviembre y diciembre, tal como ha venido señalando el ayuntamiento.

El informe revela además que, por el alto contenido en calcio del agua analizada «se puede concluir que es incrustante y, por tanto, no corrosiva, por lo que el hormigón de la estructura de las fincas no corre peligro.

En los últimos días el alcalde ha mantenido reuniones con los vecinos de los 16 edificios afectados por las filtraciones de agua, y con los técnicos de la Generalitat, Confederación Hidrográfica del Júcar y de la empresa encargada de la red de agua. También ha ido comunicado a través de las redes sociales los resultados de análisis e informes y contestando a las dudas planteadas por los vecinos.

Así, sobre la posibilidad de que las filtraciones se produzcan cuando los agricultores riegas sus campos, Palanca ha descartado esta «teoría» al señalar que no se han hecho obras nuevas y que el agua de las acequias que pasa a los campos no alcanza la suficiente profundidad para inundar desde allí los garajes. «Hay que tener en cuenta que una parte del agua utilizada par el riego procede de la depuradora. Visto los resultados, también se puede descartar que este sea su origen», ha añadido Palanca en un comunicado.

De todas forma, el alcalde ha indicado también que queda por hacer un estudio geotécnico, «pero arquitectos e ingenieros del ayuntamiento y la conselleria estudiaron algunos expedientes de urbanización y establecieron que era poco probable que el agua afectase a la cimentación».