«Eso no lo puedes hacer, no lo puedes hacer», le recriminaba Velasco Carballo a David Navarro mientras le mostraba la tarjeta roja. Pero vaya que si lo hizo. Era el minuto seis de uno de los partidos más importantes de la temporada, y el del Port de Sagunt había echado por tierra gran parte de las aspiraciones del Levante UD de cerrar la primera vuelta con tres puntos revitalizantes. Pese a la experiencia que se le supone, a Navarro se le cruzaron los cables. Fue tras el saque de una falta lateral a favor del Elche. Sin sentido alguno, se revolvió para lanzar un manotazo sobre Pelegrín. El árbitro, pegado a la jugada, no tuvo dudas: expulsión.

A partir de ahí, al equipo de Alcaraz se le acumularon los infortunios en el Martínez Valero. El técnico andaluz se vio obligado a rehacer la alineación. Para que Juanfran ocupara el hueco de Navarro, Morales pasó de extremo derecho a lateral izquierdo. Todo patas arriba, dispuestos a apretar los dientes hasta el final.

Como en la era Mendilibar, los canteranos Rubén, Morales, Camarasa e Iván López fueron los que asumieron los galones para intentar sacar las castañas del fuego. Se echaron el equipo a la espalda y casi logran la machada. Faltó poco.

El partido se torció, más todavía, en el minuto 12. Un milimétrico centro de Aarón desde la izquierda fue rematado por Jonathas a placer. El brasileño, un portento físico, ganó con facilidad la espalda de Juanfran y conectó un testarazo ante el que poco pudo hacer Mariño. 1-0 y 80 minutos de sufrimiento por delante bajo la lluvia.

Pudo ser peor. En el minuto 20, todavía con el Levante UD en la lona, noqueado por el tanto de los de Escribá, Velasco Carballo consideró penalti un leve contacto entre Vyntra y Jonathas. Muy riguroso. Mariño sacó a relucir unos reflejos felinos para abortar la segunda diana del Elche. El paradón del gallego a Fayçal dio alas a los «granotas», que con diez jugadores sobre el terreno de juego adelantaron líneas. El partido ya era a cara o cruz, a vida o muerte.

El equipo no se descompuso, quizá porque los locales tampoco quisieron volcarse en busca del segundo. Lógico, teniendo en cuenta la calidad de su delantero, Jonathas. Él solo se bastó para armar el ataque ilicitano e inventarse las mejores ocasiones de su equipo. Algo de ese perfil es lo que rastrea Manolo Salvador en el mercado de invierno. Pero hay pocos así.

Con Casadesús como única referencia ofensiva, al Levante UD le costó un mundo acercarse a la portería de Tyton. Pasada la primera media hora, el mallorquín desaprovechó la mejor oportunidad de los levantinistas en el primer tiempo. En una falta botada por Rubén, el balón se paseó por la frontal hasta que cayó sobre sus pies. Controló, recortó y disparó con la derecha, pero demasiado cruzado. Un aviso que enfrió los ánimos de la parroquia local, más preocupada por criticar a su presidente, José Sepulcre, que por el devenir del encuentro, crucial por la salvación. Como respuesta, una internada por la izquierda de Aarón casi acaba con un autogol de Vyntra. La fortuna sonrió a los de Alcaraz en esa jugada, pero fue un espejismo ante lo que estaba por llegar.

Mariño y el orgullo mantuvieron vivo el marcador en la segunda parte. El Levante UD quería, pero ni sabía ni podía. Hasta que llegó el penalti de Damián sobre Casadesús, parecido al de Vyntra. Con Ivanschitz en el banquillo, Rubén tomó la responsabilidad de ejecutarlo. Lo tiró mal, al centro y a media altura. Tyton detuvo con los pies el balón, y con él todas las esperanzas de salir vivos de la «batalla» de Elche. Con el corazón, el Levante UD lo intentó hasta el final, con Mariño subiendo a rematar un córner. No fue suficiente. A falta de media Liga, 16 puntos y el penúltimo puesto saben a poco. La lucha por la permanencia se augura intensa. Toca remar contracorriente.