Si bien no existen derrotas dulces, las hay menos amargas. Como la del Levante UD ante el Barcelona (0-2) ayer, después de librar una equilibrada batalla entre la valentía del que no tiene nada que perder y el talento del que lo quiere ganar todo. Una disputa en la que los errores dentro de las áreas marcaron diferencias. Así, el autogol de Navarro, las imprecisiones ante la portería de Bravo y un despiste final en el descuento desembocaron en una honrosa derrota que no refleja con fidelidad las sensaciones que se vivieron cerca del césped. Porque el Levante UD, por fin con un tridente ofensivo de nivel „Morales, Deyverson y Rossi„ plantó cara al todopoderoso Barça de Messi. Lo hizo a base de atrevimiento, trabajado, en ataque y sacrificio, solidario, en defensa. Un digno partido que enganchó a un Ciutat de València que acabó entregado.

Y eso que el Barça comenzó mandón. Con un minuto jugado, Suárez probó a Mariño tras colarse entre los centrales. El meta granota dejó el balón en los pies a Iniesta que, forzado, lo envió fuera. Una jugada después, Messi marcaba en posición regular, pero el árbitro anuló el tanto por un inexistente fuera de juego. Con todo ello, y vista la facilidad con la que llegaba al área, el conjunto culé levantó el pie del acelerador. El Levante UD comenzó a respirar. Lerma, muy acertado ayer junto a Simao y Verza, le ganó el sitio a Sergi Roberto. La posesión barcelonista decayó, surgieron las alternativas y el ritmo del partido se acrecentó. Gracias a ello aparecieron los espacios a la espalda de Piqué y Mascherano. Allí, Deyverson y Rossi, escoltados por Morales „el futbolista azulgrana más en forma„ se dejaban el alma en cada balón dividido. El propio Morales cruzó demasiado un disparo tras probar el uno contra uno ante Alves.

La respuesta del Barça, a los veinte minutos, no se hizo esperar. Jordi Alba percutió por la banda izquierda y llegó hasta la línea de fondo dispuesto a servir el pase de la muerte a Messi. Su pase rebotó en la espalda de Navarro y el balón se introdujo en la portería de Mariño sin que pudiese reaccionar.

El gol espoleó a los granotes. Morales, de nuevo, tras un gran pase de Lerma, envió el cuero al poste izquierdo de Bravo. El Barça, dormido en los laureles del 0-1, sufría. Sólo Neymar inquietaba a la defensa levantinista. Tanto era así que el Levante UD trenzó desde su propia área la mejor jugada de la mañana. Feddal sacó el balón raseado en una combinación al primer toque que dejó a Lerma sólo ante Bravo. El colombiano se precipitó y dirigió mal el tiro. Pudo ser el empate, más que merecido antes del descanso.

Los cambios de Rubi

En la reanudación, Rossi avisó con un tiro, colocado, que detuvo Bravo con problemas. El Levante UD no se achantaba. Quiso robarle el balón al Barça y empequeñeció al tridente de Luis Enrique, bastante estático. No obstante, el paso de los minutos evidenció el desgaste de los de Rubi, quien apostó por mover el banquillo. Ghilas entró por Deyverson „causó silbidos en la grada„, Camarasa por Navarro y Cuero por Verza. El equipo, agotado, se acercaba a la frontal, pero ya sin peligro. Mientras, el Barça dosificaba cada posesión para perder tiempo. En la última jugada del choque, Morales perdió el balón por no querer colgarlo al área y Messi lideró una contra sin defensas que terminó con el 0-2 de Suárez.