La aerofobia o aviofobia es el temor o fobia a volar en aviones. Son las 8.00 horas de la mañana de un sábado con un ligero cielo nuboso. Asiento 14C, y 3 horas de vuelo por delante para llegar de Valencia a Tenerife. Se encienden los motores, nos colocamos en pista para despegar, las azafatas realizan la habitual explicación de lo que deberíamos hacer en caso de encontrarnos ante una situación de alerta. Que si mascarillas por aquí, salidas de emergencia por allá. El capitán, a través de los altavoces, nos comunica que la velocidad será de unos 800 km/hora, que llegaremos sobre la hora prevista y nos desea que tengamos un buen vuelo hasta Canarias.

Sí, eso deseo yo también. No me importa llegar más tarde al lugar de destino, ni que durante el vuelo no haya tranquilidad porque hay niños gritando o jugueteando con otros, que me esté dejando las rodillas en el asiento de delante porque el espacio es mínimo o que haya compañeras ya dormidas antes incluso de empezar a moverse el avión cuando yo no pego ojo en todo el viaje.

Pero lo que sí me afecta es que el despegue sea movido, que durante el viaje haya turbulencias o ruidos extraños. Toda distracción es poca. Escucho música, leo o me pongo una película en el ordenador, siempre tratando de mantener pensamientos positivos. Reconozco que estoy dentro de ese 25% de la población que, según los estudios, reconoce que le da miedo ir en avión.

Durante muchos años llegué a sentirme como Willy Fog, dando la vuelta al mundo, eso sí, en algo más que 80 días. Haciendo y deshaciendo maletas cada dos por tres, de aquí para allá, recorriendo países que jamás hubiese imaginado visitar. Un sinfín de desplazamientos durante los 14 años que llevo como profesional y los 11 que estuve con la Selección Española, llegando a visitar casi toda Europa y otros continentes.

Siendo futbolista, he tenido la gran suerte de conocer sitios maravillosos. No podría nombrar todos aquellos países en los que he estado porque me olvidaría alguno.

Y aunque siempre me han repetido lo mismo: «Tranquila, que el avión es el medio más seguro, no tienes de que preocuparte», sí lo hago. No me gusta el avión. No obstante, por el fútbol seguiré subiéndome a todos aquellos que haga falta. Quiero seguir cosechando éxitos, creciendo como jugadora y persona, y cuando se trata de ser ambiciosa, llegar lo más alto posible. Por lo tanto, quien no me ayude a volar, que me despeje la pista.