Los pueblos de la Marina Alta han salvado el tipo. Han mantenido un perfil reconocible en el que la torre de la iglesia todavía sobresale por encima de los tejados. El campanario ya no es, en muchos casos, el techo del municipio, pero sí domina el cielo de los cascos antiguos.
Pero a las torres les ha salido un feo competidor, las antenas. La silueta de los centros históricos queda un pelín distorsionada por los repetidores de telecomunicaciones que se han instalado en las azoteas más elevadas de los pueblos.
El caso quizás más llamativo es el del castillo de Dénia. El repetidor corona el Palau del Governador, que es el edificio más alto de la fortaleza. El monumento más notable de la ciudad, declarado BIC, tiene clavada en su cima una suerte de pica. La compañía responsable se asegura, claro está, que su señal llegue sin sombras a toda la ciudad, pero es a costa de estropear el perfil del castillo. Hace meses se realizó una tala importante de pinos para que el baluarte fuera visible desde la distancia. Pero la antena no hay quien la mueva.
Varias torres de iglesias de la Marina Alta también tienen cerca antenas que emborronan el tradicional dibujo de tejados y azoteas. El armonioso campanario de Santa Caterina, de 30 metros de altura, tiene a pocos metros un repetidor de telefonía móvil. Mientras, también a pocos metros de la cúpula de cerámica vidriada de la iglesia de Santa María Magdalena, en el Poble Nou de Benitatxell, asoma, erizada, otra antena.
Al moderno auditorio de Teulada, diseñado por Patxi Mangado, también le ha salido un pegote en su espectacular fachada. La torre de una línea eléctrica ensucia la panorámica de un auditorio que se ha convertido en un hito arquitectónico y paisajístico en la comarca de la Marina Alta.
