Un incendio declarado ayer poco antes de las 16 horas en el barranco de la Canuta de Calp, que desemboca en Puerto Blanco, se echó encima de numerosas casas y obligó a desalojar una decena. Las llamas llegaron a calcinar el seto del cementerio municipal y de una vivienda situada en la cabecera del barranco. Arrasaron 5 hectáreas de matorral, pinos y cultivos de almendros y olivos.

«He intentado apagar el fuego con una manguera, pero la Guardia Civil y los bomberos me han desalojado. Yo quería sacar el coche, pero me han dicho que no, que saliéramos los vecinos a toda prisa», explicó a este diario una anciana, a la que el fuego le tocó a la puerta de su casa. Las llamas, de hecho, carbonizaron el seto de su jardín y la cama elástica en la que salta su nieta.

Los muros de otras viviendas de la zona alta de la Canuta también quedaron ennegrecidos. La humareda fue tan intensa que obligó a cortar la N-332. Además, el fuego dejó al núcleo urbano de Calp sin luz durante varias horas. Ardió la torre de una línea eléctrica.

El fuego no se rige por la ley de la gravedad. Cuando llueve con intensidad, este barranco desagua al mar. El río de llamas subió ayer a contracorriente. El incendio comenzó en una caseta abandonada y en ruinas que está junto al vial que va a Puerto Blanco. Algunos testigos aseguraban ayer que se había iniciado en tres frentes distintos. Sin embargo, por la fuerza del viento es fácil que las primeras llamas saltaran y prendieran en otros puntos. El viento racheado impulsó el incendio hacia la parte alta de la Canuta. Los primeros minutos fueron de gran angustia. Calp tiene un urbanismo peculiar. En las márgenes de este barranco hay casas. La ampliación del cementerio municipal baja ladera abajo del cauce. «Y hemos tenido suerte de que el viento soplara en la dirección del curso del barranco, porque sus dos márgenes están repletos de viviendas», comentó a este diario un vecino.

Los medios de extinción acudieron a toda prisa. Una vecina dio la voz de alarma. Participaron bomberos de Dénia y Benidorm, brigadas forestales, protección civil, policía local y Guardia Civil. Desde el aire realizaron descargas cuatro helicópteros y dos avionetas.

El fuego y la extinción fueron en Calp todo un espectáculo. Tanto que muchos curiosos se agolparon en el acantilado de la playa del Borumbot para hacer fotos, selfies y videos. La policía local y los socorristas de Eulen, la empresa que vigila las playas en Calp, tuvieron que desalojar el acantilado. Lo hicieron por la aglomeración de gente y dado que los helicópteros, con la ventolera de las aspas, ocasionaban caída de tierra en el acantilado. Se temió que se produjera un desprendimiento. También se cerró al baño el tramo de playa entre el Borumbot y Puerto Blanco. Allí los helicópteros cargaban agua.