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Tres empresarios de Dénia, ante el «reto» de reabrir la tasca de 1906 Casa Benjamín

Aseguran que mantendrán el espíritu de siempre de una taberna histórica y que encarna la cultura de la barra y el vermú - «La gente ve que hacemos obras y nos pide que no les cambiemos ´El Benjamín´»

Tres empresarios de Dénia, ante el «reto» de reabrir la tasca de 1906 Casa Benjamín

Casa Benjamín son palabras mayores en Dénia. Los vecinos le tienen tanto apego a esta taberna, fundada en 1906, que ahora se extrañan al verla cerrada. Pero dentro hay trasiego. Está en obras. «Se asoman y nos piden que no les toquemos El Benjamín, que lo quieren como toda la vida», afirma Juan Llorca.

Esta tasca es una institución. La cultura del bar y la barra, del vermú y el aperitivo, declina, pero ahí está Casa Benjamín para reivindicarla y actualizarla. Es la taberna más antigua de Dénia. Rezuma solera y casticismo. Su barra de azulejos, los barriles de su bodega (la venta a granel de vinos y licores era una de las patas del negocio), el caranquet (un vermú especial) y su animada parroquia lo hacían especial. Irrepetible.

Ese encanto se lo han visto Juan Llorca y el matrimonio de Cristina Baixauli y Víctor Gallego. Se han asociado para darle un aire nuevo a la taberna. Pero sin perder las esencias. «Sí, estamos haciendo una reforma ambiciosa, pero no vamos a cambiar el espíritu de este local centenario», deja claro Víctor Gallego.

«Hay expectación. La gente nos pregunta. Y seguirán viniendo vecinos con garrafas a llenarlas de vino y licores. Vamos a mantener la venta a granel y la bodega. Es algo esencial en El Benjamín», indica Llorca.

Estos empresarios dianenses (el matrimonio de Víctor Gallego y Cristina Baixauli regenta los restaurantes Agua de Mar, en Dénia, y Garnacha Tinta, en València) tienen experiencia de sobra para recuperar el viejo espíritu tabernario de una tasca que históricamente también se ha conocido como Ca El Moro, en referencia a su primer propietario, Juan Forner, de mote El Moro (como otros muchos vecinos de la Marina Alta emigró a finales del XIX a Argelia). En 1945, Benjamín Pastor y su esposa Amparo, que llegaron a Dénia desde la Pobla del Duc, se hicieron cargo de esta mítica bodega y tasca. A finales de 2015, Vicente Pastor comentó a Levante-EMV que se jubilaba y que, si no encontraba comprador o alguien que le arrendara Casa Benjamín, bajaba irremisiblemente la persiana. Una franquicia de ropa estuvo en un tris de alquilar el local. Por suerte, fue Juan Llorca quien llegó a un acuerdo de arrendamiento con los propietarios.

La remozada taberna podría reabrir para el puente festivo de diciembre. «Es un reto enorme. Y vamos a introducir nuevos conceptos. Pero el espíritu de El Benjamín sigue ahí. Nuestro lema es ´nada cambia, todo mejora´», advierte Llorca.

Cristina Bauxali se hará cargo de la nueva oferta gastronómica. Está recorriendo los pueblos del interior de la Marina Alta y la Comunitat para rescatar recetas en trance de perderse. Los viernes, sábados y domingos la tasca apuesta por los almuerzos de plato. La música tendrá tanto cuerpo como los vinos y licores. Llorca avanza que harán maridajes de tapas, vinos y música. Habrá sesiones un punto más cañí (flamenco) y otras de Dj. «Pero todo en plan muy tranquilo. Queremos que este local sea el del aperitivo previo a la comida y a la cena y el de sobremesa. También quien quiera podrá comer y cenar», apunta.

La barra no se mueve. Pero crece; tendrá 25 metros y forma de «U». Ahí se servirán los berberechos, mejillones, papas, vinos y vermús. Cultura de bar.

El Benjamín también gana espacio. Se está ampliando con el local anexo que era el almacén de una antigua mercería. Dénia recupera un trozo de su historia. Esta taberna con 111 años es puro patrimonio.

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