Los flujos de inversión internacional y sus efectos en las economías de llegada son un tema recurrente de estudio tanto en la esfera teórica como práctica de la economía por las incertidumbres que albergan. Ahora, una nueva tesis defendida por el economista y profesor de la Universidad Católica de Valencia Jordi Paniagua ha supuesto una pequeña revolución en este ámbito teórico al aportar pruebas empíricas de cómo actúan algunas de estas tendencias y de cómo se reflejan en los países de llegada como España. El estudio, originalmente redactado en inglés y cuyo título traducido es Ensayos sobre la Inversión Extranjera Directa: Los tipos de gravedad, abarca varios campos teóricos y es el resultado de estudiar las trayectorias de inversión de 160 países entre los años 2003 y 2009. Entre los logros de la tesis del ahora doctor Jordi Paniagua, está la comprobación científica de varios fenómenos ya conocidos, pero hasta ahora no demostrados.

­Una clave es que la inversión local produce un «efecto llamada» sobre la extranjera, la cual también quiere aprovechar el tirón ganancial de la región —pero que eventualmente acaba perjudicando y disuadiendo a la interna—. De la misma manera, esa reciente apuesta externa atrae otras nuevas inversiones colaterales al país destino, lo cual acrecenta aún más la competencia hacia el sector de llegada.

También se demuestra cómo las empresas de inversión nueva resultan ser, en la práctica, más productivas que las ya establecidas, conocidas como recurrentes. Como efecto lógico, éstas generan mayores cantidades de empleo y de productos en el territorio de llegada —eso sí, siempre que las industrias preexistentes de su sector sean capaces de reconvertir su producción para generar con ellas una relación de sinergia, y no de choque directo—. Ello se debe a que el conjunto de costes y de recopilación de información a la hora de invertir en un país remoto se traduce en gastos mayores de emplazamiento y actividad. Y esto sólo puede amortizarse mediante valores superiores de rendimiento, que acaban catalizando las respuestas productivas del resto de las empresas de la región..

Por otro lado, la «ecuación de gravedad» aplicada por Paniagua —donde el comercio entre dos países es mayor según su parecido económico y menor según la distancia que los separa—, certifica cómo la inversión nueva sustituye al comercio y que la posterior reinversión es complementaria al mismo, lo cual resulta en una mayor relación económica entre nuestro país y los inversores a medio y largo plazo.

El efecto de desplazamiento global

«Hasta ahora se había detectado que la inversión extranjera directa en una nación tiene influencia sobre la inversión externa que reciben los países de su entorno. Es lo que se conoce como «efecto desplazamiento», comenta el doctor Jordi Paniagua. Lo que no se sabía a ciencia cierta hasta ahora es que se da un efecto parecido también dentro del propio país objetivo. «Instalar Eurovegas en España puede desplazar inversiones complementarias hacia aquí que, de otra manera, se hubieran realizado en países como Italia o Francia. En cambio, a nivel nacional, otros competidores del sector como los casinos se pueden ver negativamente afectados», ilustra Paniagua.

Otro aspecto interesante de este fenómeno ahora ratificado es cómo altera la presencia de capital extranjero al comportamiento del tejido industrial ya existente. Y es que, por norma general, las compañías ya instaladas se ven forzadas a aumentar su ritmo de producción para hacer frente a la diferencia productiva generada por sus homónimas de capital exógeno. De lo contrario, corren el riesgo de generar pérdidas frente a la menor parcela de mercado que resta tras la llegada de dichas firmas. Se trata de un dilema frente al que no hay más que dos salidas clásicas estipuladas: o proteger la industria interna o contribuir a potenciar la apuesta inversora nueva. Según la tesis del doctor Paniagua, todo este proceso competitivo debe suponer una reconversión positiva de la actividad industrial recurrente, y no un cierre en banda a estas nuevas empresas que puede derivar en la disminución del rendimiento de la totalidad del sector de la zona. «Cuando trabajaba ayudando a multinacionales a instalarse en Valencia, observaba una reticencia del entramado local a la inversión extranjera. Podemos ver un ejemplo de ello con IKEA, que sigue sin poder instalarse en la Comunidad», comenta Paniagua. Pero la vía del proteccionismo no parece ser la mejor para el doctor: «La mejor solución para la empresa local la tenemos en Valencia, y más concretamente en Almussafes. Muchos de los proveedores de Ford supieron reconvertirse en su momento para abastecer a la multinacional americana. Con IKEA podría suceder lo mismo, de hecho muchas empresas valencianas ya son proveedoras suyas».

Eurovegas, o los límites éticos del inversor

Entre las variantes del intercambio económico entre países se encuentran principios no estrictamente financieros y que son igualmente decisivos. Es el caso de los fundamentos éticos que deberían respetar las empresas de capital extranjero a la hora de ubicarse en un territorio productivo nuevo. Se trata de una cuestión vital, pues el hecho de desconocer o llevar al límite la legislación del país de entrada puede suponer un agravio comparativo para con las empresas y la sociedad receptoras que pone en peligro la totalidad de la inversión.

La solución a esta incertidumbre pasa por la cantidad de información que los inversores extranjeros sean capaces de reunir sobre el país destino. «Cuando los promotores de Eurovegas vinieron a Valencia por primera vez, les explicamos que las ayudas de inversión se podían conceder sólo a proyectos de I+D, y decidieron instalar su casino en Macao», recuerda Paniagua. «Hoy, utilizan su principal activo y atractivo —los 260.000 empleos que plantean crear— para influir en nuestra política interna. El fin de generar empleo no justifica desentendernos de las consecuencias para el resto de la sociedad y la economía. Es imprescindible poner bajo el prisma ético su comportamiento y el de nuestros dirigentes», afirma.

La inversión foránea en España creció en 2011

Pese a la precaria situación económica española y la incertidumbre que genera diariamente en los mercados, la apuesta inversora externa se mantuvo en valores positivos durante el año 2011, si bien descendió en el segundo semestre del año con la recaída económica. En cifras globales, el capital exterior registró un aumento del 18,4% al cierre del año, según los últimos datos del Ministerio de Economía. Reino Unido, con un 30% de los fondos totales invertidos, y Francia, con un 25,1%, lideran la tabla de países que mayores inversiones efectuaron.

Por otro lado, el último informe anual de la encuesta Ernst & Young European Attractiveness Survey asegura que, en 2011, España vio aumentados en un 62% sus proyectos de inversión extranjera internacionales (un total de 273 iniciativas foráneas nuevas frente a las 169 del año 2010). Además, la encuesta también asegura que España es actualmente el quinto país europeo con mayor atractivo inversor.