El futuro del sector del vino, según constatan los principales productores españoles, está en el exterior ante el estancamiento del consumo interno. Ahora bien, no todos los mercados son iguales y la fuerte competencia local de algunos países de la Unión Europea complica las ventas. La gran potencia económica del Viejo Continente, Alemania, con una notable producción del cultivo tan mediterráneo como la viña, se ha convertido en un potencia vitivinícola de primer nivel como consecuencia de sus importaciones masivas de vino a granel, sobre todo de España. Además, su industria embotelladora, enormes centrales de compras y canales de distribución comerciales agrupados en pocas manos complican cada vez más los márgenes comerciales de los exportadores que quieren implantarse en el país gobernado por Angela Merkel.

El caldo a granel importado por los grandes operadores de mercado alemán procedentes de bodegas valencianas „embotellado en el país germano„ se vende hasta un tercio más barato que el exportado por firmas de la Denominación de Origen (DO) Valencia, según aseguran empresarios del sector. Bajo la etiqueta «Producto de España», firmas de la gran distribución de Alemania revientan precios y complican el desembarco de las marcas.

Controles «laxos» en Alemania

De los millones de hectolitros de vino que exporta el sector vitivinícola español „controlado por grandes firmas cooperativas y grupos bodegueros„, casi la mitad corresponden a caldos a granel sin Denominación de Origen. Buena parte de este producto, según constatan las cifras del departamento de Aduanas, se coloca en otros países de la Unión Europea como Alemania, Francia o Portugal, sin que se conozca exactamente su destino final. Otra parte corresponde a envases superiores a los cinco litros. Además, otro bloque importante se coloca en países de fuera de la Unión Europea, sobre todo en Rusia y China. En 2012 la Comunitat Valenciana exportó vinos por valor de más de 159 millones de euros, con un crecimiento del 16,4 % respecto a 2011.

Exportadores valencianos reconocen el «estricto control» en los procesos de trazabilidad del vino valenciano» que impone el Consejo Regulador de la Denominación de Origen „para controlar así todo el proceso, desde la producción hasta el punto de venta„, frente a la «laxitud» de los los alemanes que embotellan vino. «Nosotros debemos justificar todo mientras que en Alemania, no. Las embotelladoras son macroempresas que pueden mezclar los caldos que quieran, ya sea vino de Valencia o de Sudáfrica.

Hemos detectado ilegalidades y las hemos denunciado a las autoridades administrativas, aunque no sabemos nada de estos expedientes», lamenta una de las grandes firmas exportadoras valencianas. Las principales sociedades vitivinícolas germanas embotellan una producción equivalente a toda la DO Valencia, «con lo que es difícil competir», puntualizan las compañías exportadoras.

Sea como fuere, los exportadores no arrojan la toalla y consideran Alemania un mercado estratégico debido al aumento del consumo de este país. Aunque la crisis mundial ralentiza el consumo de vino en algunos mercados, el sector que apuesta por el comercio exterior han sabido capear este trance y durante el pasado año se han vuelto a batir un récord de ventas por valor, aumentado sus partidas al exterior en torno al 11,9 % y facturando 2.500,6 millones de euros, asegura un informe del Instituto de Comercio Exterior.

Agroalimentación

De este negocio, la facturación en Alemania superó los 446 millones, el 10 % de las ventas totales, según el estudio del ICEX. Durante 2012 Alemania se ha alzado como el primer importador de vino español, superando a Reino Unido, cuya facturación ha alcanzado los 353 millones de euros, y Estados Unidos, con 243 millones. Las exportaciones españolas de productos agroalimentarios y bebidas al mercado alemán ronda los 4.098 millones de euros „un 15% más que en 2011„ y de los que aproximadamente 446 millones, el 10,8%, corresponden a la partida de vinos.