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Plaça del llibre

Cada literatura tiene sus problemas y el de la valenciana „de la literatura que se hace en valenciano, quiero decir„ es la falta de visibilidad. Para ponerle remedio o alivio nació el año pasado la Plaça del Llibre que vuelve, ahora y en lo que queda de semana, al Octubre-Centre de Cultura Contemporània, donde esta tarde hablarán Ramon Guillem y Enric Cassasses. Antes, los autores se han quedado de exposición en las librerías ya que, a menudo, el lector los considera ya difuntos o muy malitos. O residentes en un lugar estratosférico, entre Xanadú y El Escorial, cuando es un hecho que les entran ganas de empanadilla o de gin tonic si llevan dos horas firmando, y más si no firman. Vamos, como un vecino cualquiera: «Deme Soldados de cerca de un tal Salamina».

No pasa día sin que algún cabeza de huevo o barruntador del futuro decrete la muerte inmediata de Gutemberg y el advenimiento de la galaxia digital ¡Pero qué prisa por cambiar de lavadora cuando la vieja es heavy duty! A Winston Churchill, ganador de una guerra decisiva, le dimos el Nobel de Literatura: no era para menos porque no sabíamos que más darle y desde Homero que los dioses traman la perdición de los hombres sólo para que la gente del futuro tenga leyendas. Quiero decir que hasta el rockerío y la farándula „y el reality descerebrado„ recurre al libro cuando quiere enterrar en este paralelepípedo de celulosa lo mejor y más perdurable de sus gorgoritos, como si fuera urna o columbario. Y antes del notario estuvo el escriba.

Una de las lacras del presente modo de producción es el consumo compulsivo y solitario vestido de elección personal, insobornable. La literatura vive más bien de lo contrario: del cenáculo y el manifiesto, de la cuadrilla y el sello editorial. La literatura es como el pugilato o la delincuencia juvenil: un lugar donde los practicantes se miden, se organizan, rinden reconocimientos y dan medallitas. Y necesita fans, ni más ni menos que la canción ligera. Por eso se homenajea a Josep Lozano y a Joan Francesc Mira. Y por eso esta conjura de editores, autores y libreros.

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