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Podemos, Grecia y Ximo Puig

Podemos se estrena en la Comunidad Valenciana en un día especialmente significativo para su futuro. Hoy se celebran las elecciones en Grecia donde se da por descontada la victoria de Alexis Tsipras al frente de Syriza, el espejo en el que se miran los podemitas. A nadie se les escapa que el resultado de los comicios helenos influirá de manera notable en la política española y, muy especialmente, sobre Podemos. Hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo no habrá tiempo suficiente para comprobar hasta qué punto Tsipras es capaz de mantenerse en sus propuestas programáticas o bien sigue flexibilizando su programa hacia propuestas más cercanas a las exigencias de la Comisión Europea, pero sí para comprobar cuáles son las líneas maestras de su legislatura.

Pablo Iglesias ha escogido para presentarse en la Comunitat Valenciana el pabellón de la Fonteta de Sant Lluís en Valencia, un espacio a medio camino de las recogidas salas en que vienen refugiándose los socialistas y los coliseos como las plazas de toros, donde el PP gustaba de exhibir su fortaleza. Va de suyo que habrá más ambiente y energía que en el desangelado acto protagonizado por los socialistas el sábado de la semana pasada en el Palau de la Música con Pedro Sánchez. La elección de los escenarios por parte de los partidos políticos no es baladí. Tiene mucho que ver con el estado de ánimo de sus militantes y simpatizantes (también con el dinero que estén dispuestos a gastarse en autobuses, claro).

A estas alturas nadie duda ya de la voluntad de Podemos de ser un partido de gobierno. En su ambición por alcanzar el poder no ha dudado en renunciar a los principios que defendía apenas hace seis meses. El giro copernicano respecto a cuestiones tales como renta básica universal, impago de la deuda, salida del euro, nacionalización de compañías eléctricas, la banca, transportes, telecomunicaciones o los sectores sanitarios y farmacéuticos por no hablar de las jubilaciones, ha sido brutal. A Felipe González, con quien algunos le comparan, le costó Dios, ayuda y un desgarro interno tremendo la renuncia al marxismo. A Iglesias, que se sepa, nadie le ha tosido en su partido. Si ha habido discrepancias internas habrán sido con sordina porque poco o nada se ha podido saber de rebeldes ante la línea oficial.

Cuestiones procedimentales (aún no es candidato oficial a la presidencia de la Generalitat, solo aspirante) impedirán que Antonio Montiel, abogado, profesor de la Universitat de València,portavoz de la iniciativa legislativa popular para reabrir una nueva RTVV, fundador de la plataforma Per l´Horta, intervenga en el acto. Montiel no era el favorito de Iglesias para encabezar la candidatura autonómica „apostaba por Ángela Ballester„ pero la influencia de los fundadores del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), el catedrático de Derecho Constitucional Roberto Viciano, y el profesor de Derecho Constitucional Rubén Martínez Dalmau, de la UV, ha sido decisiva. No debe olvidarse que el CEPS fue la matriz de Podemos y sus opiniones son muy tenidas en cuenta por Iglesias. En cualquier caso, habrá que estar atentos a Montiel para empezar a conocer el programa de Podemos para la Comunitat Valenciana. El probable candidato a la Generalitat quiere gobernar, no está por asumir el papel de representar a un partido reducido a monopolizar la protesta. Y ya sabemos que gobernar significa decidir, asumir prioridades, perder la virginidad política. Algo que Iglesias querría mantener hasta las elecciones generales. Pero este abogado y activista social está dispuesto a jugar fuerte en política. Incluso aspira a que la Comunitat Valenciana tenga un papel destacado en la reforma constitucional.

¿Y los socialistas? La confrontación política más dura se va a producir entre Podemos y el PSOE. Ambos se disputan el mismo caladero de votos y la pugna va a ser importante. En cuanto a energía, ilusión y ambición, que todavía no en votos, Podemos va por delante. La pregunta que cabe hacerse es a qué espera Ximo Puig para moverse. Aquí y allá aparecen propuestas sueltas, deslavazadas, interesantes algunas, como el control de las diputaciones, incluida la supresión de sueldos de los diputados provinciales a cambio de dietas o la reducción de asesores. Pero todo dicho con la boca chica, sin el relato coherente que caracterizaba al de Morella antes de ingresar en la Ejecutiva Federal. El PSPV no tiene relato, o lo tiene muy oculto. Debería espabilar.

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