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Ragnar sobre el sena

Ya sabéis que la lista de deberes pendientes de los seriéfilos suele ser más larga que la espera entre temporada y temporada de Juego de Tronos. A veces me da por repasarla „en serio, tengo un archivo en el ordenador„ y hace unas semanas vi un nombre escrito en ella: Vikings. ¿Por qué no había visto aún una serie protagonizada por vikingos, producida por el Canal Historia y de la que sólo me llegaban críticas favorables? La primera la de mi hermano en mi propia casa. Como el orgullo del seriéfilo es importante „y ya no os digo el de hermano mayor„ y eso de que haya series que no hayas visto te toca mucho la patata, hace un par de semanas le di una oportunidad a las aventuras de Ragnar Lothbrok. Y oye, encantado me hallo.

No lo hice adrede, pero no podía haber decidido ponerme con Vikings en mejor momento, porque este jueves TNT estrena a las 22.30 horas la tercera temporada de la serie, donde seguimos los pasos de Ragnar, Lagertha, Bjorn, Floki, Rollo y demás vikingos con nombres igualmente vikingos en su ansia por conquistar París. Casi nada. Vikings se apoya en el trabajo de los asesores históricos. que consiguen que la serie se acabe convirtiendo, además, casi en un documental sobre el modo de vida de los nórdicos en la Baja Edad Media.

Pero como no solo de historia vive el seriéfilo, también consigue Vikings tratar temas tan importantes como la amistad, el amor, la ambición o la religión de manera amena y entretenida. Vamos, con deciros que uno de los momentos más memorables de la serie es aquel en el que se practica un águila de sangre a un personaje... „mirad en internet qué es un águila de sangre, que yo soy muy pudoroso como para explicarlo por aquí„. Vikings es una de esas series que eleva el tono de la parrilla y que, sorprendentemente para algunos, no proviene de HBO. Larga vida a Ragnar y a las cadenas valientes.

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