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Días de libros

Juan Alfonso Gil Albors, hombre de radio y sobre todo de teatro, puede sentirse justamente satisfecho de su fecunda carrera de autor. Y de seguir añadiendo, a estas alturas de su existencia, nuevos y sazonados frutos. Que se recogen en el tercer volumen de sus Obras Completas, cuya presentación registró un lleno en el salón de actos del Ateneo Mercantil. Son muchos los amigos y admiradores que quisieron testimoniar su afecto al escritor, y escuchar a las personalidades que intervinieron.

La primera fue la presidenta del Ateneo, Carmen de Rosa, en la introducción, continuando José Gomar, de la junta directiva, como coordinador. Vicente Ribes-Iborra, director de la Institución Alfonso el Magnánimo, responsable de la publicación, agradeció la «buena herencia» de su antecesor en el cargo, Ricardo Bellveser. El cual, tras exponer su decisión de reunir el sobresa

liente acervo teatral gilalborsiano para evitar dispersión u olvidos, afirmó: «El tiempo me ha dado la razón». Por su parte, el poeta y profesor Jaime Siles, al glosar la escritura del autor, resaltó «su visión alegórica de la realidad, sin que, en su caso, el teatro de tesis caiga en el acento doctrinal o en la pedantería».

Intervención estelar fue la del destacado director teatral José Francisco Tamarit, llegado expresamente desde la histórica ciudad de Benevento, próxima a Nápoles, en la que ejerce ahora su actividad dirigiendo una obra de Alejandro Casona, Retablo jovial. Profundo conocedor de la obra de Gil Albors, de la que ha puesto en escena varias piezas, Tamarit no sólo brindó su personal aproximación, sino que, con pinceladas humorísticas, arremetió contra los defectos que a su juicio lastran buena parte del teatro actual, sin ahorrar contundentes calificativos. Recalcó después: «Para Juan Alfonso y para mí el teatro sigue siendo una aventura, una emoción, que debe inquietar al público para remover conciencias». Fue aplaudidísimo, cerrándose el acto con gran ovación a Gil Albors tras sus emocionadas palabras de gratitud.

Si él cuenta con amistades fieles y adictas, otro tanto cabe decir de Enrique Senís-Oliver, como bien señaló Mayren Beneyto al iniciar la presentación del artístico libro sobre el festejado pintor cosmopolita, una cuidadísima edición a cargo de Pablo Vicent García, con magníficas reproducciones de sus lienzos. El acto, en el Museo de la Ciudad, contó con las intervenciones de Carlos Morenilla y Vicente Crespo, a quienes precedió la certera visión del acreditado periodista Rafa Marí. Subrayando su amistad de veinticinco años con el pintor, calificó a Senís-Oliver de «subversivo» por la defensa de su estilo en una modernidad atemporal, frente al arte conceptual y otras corrientes en boga. Retrató a Senís-Oliver como hombre noctámbulo, lleno de ideas, artista nada modesto que reivindica el valor de sus obras, ante las cuales sólo la autocrítica es verdaderamente importante. «Sus pinturas fastuosas „dijo Marí„ dejan adivinar el deseo y enfatizan siempre la belleza humana».

Al llegar su turno, Senís Oliver, que enarboló la brevedad («Yo hablo con mis pinceles», manifestó) fue ovacionado por un auditorio en el que destacaban los amigos que nunca faltan en sus anuales fiestas de cumpleaños: los señores de Vila, Díez Cisneros, Lacomba, Romero, la deslumbrante familia Fitera, Mª José Navarro, Maribel Soriano, Marisa Marín, Cristina Rosario, Elena Ravello, Elvira Ferrer, Pura Barber, Toña Játiva, Argimiro Aguilar, Juan Antonio Murgui, Alfredo Esteve y Valentín Herráiz.

El acto concluyó con un cóctel en el patio del Museo. Y la información de David Phillips: el libro ya está a la venta en las librerías «Leo» y «París-Valencia».

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