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L´alfàbega, planta santa, mágica i curativa

Originaria de Irak, la albahaca pasó a la India y de allí se extendió a todo el mundo. Utilizada para curar la salud del alma y el cuerpo, era la planta favorita para adornar los santuarios de las diosas de las distintas culturas. Los griegos la llamaron Okimon Basilikos, que significa olor o aroma de dioses.

Desde la antigüedad, fueron aprovechadas las propiedades medicinales de la albahaca contra la depresión, la ansiedad, el insomnio, los problemas digestivos y respiratorios, la inflamación, el dolor de cabeza, la faringitis, dolor de oídos, la caída del cabello, las heridas, las llagas bucales, ayuda a vencer el cansancio, aumenta la secreción de leche en las madres, es diurética, también sedante, aumenta el sistema inmunológico, tiene propiedades afrodisíacas, analgésicas, cicatrizantes y combate eficazmente hongos y bacterias.? y es repelente de mosquitos y zancudos. Hoy poco las tenemos en cuenta, como mucho en Cuba y México la utilizan para hacer santería y esoterismo. Recuerdo que un médico norteamericano, en visita a España que se extrañaba que aquí no aprovecháramos el poder desinfectante de la manzanilla, el poder curativo que tiene sobre la piel, y nos la bebiéramos solamente. No entendía que no explotáramos sus potencialidades.

Planta tan completa, santa, mágica y curativa, ha sido siempre la ideal para rendir homenaje a lo trascendente, a lo divino, en todas las etapas de la historia de la humanidad. Y ha llegado a nuestros pueblos valencianos, casi en exclusiva y con el nombre de alfábega, para la fiestas de la Mare de Déu d´Agost, de la Mare de Déu Dormida, porque para la Iglesia y más para nuestra gente la Virgen duerme y sus estancias son decoradas y perfumadas con tan singular aroma que sólo para esta fiesta nos deleita.

Jaime I era devotísimo del misterio de la Asunción de María y mezquita que conquistaba, por lo general, la intitulaba con esta advocación. Todas las que llevan tal nombre son iglesias claras de conquista, históricas. La propia Mezquita Mayor de la capital del Reino Moro de Valencia, la catedral, la advocó a l´Assumpció de la Mare de Déu. Si usted va a un pueblo o a una comarca y encuentra varias Iglesias y una de ellas se llama de la Asunción de Nuestra Señora no tenga ninguna duda de que ésa es la primera, la más antigua, la que entronca directamente su fundación con la reconquista jaimina. Ello como regla general, pues ya se sabe que nulla regula, sine exceptione.

En ningún país, la albahaca, nuestra arabizada alfábega, su altura supera más de sesenta centímetros. Sólo en Bétera han logrado, hasta el momento, llegue a los 2,5 metros de altaria, gracias al secreto que guardan desde tiempo inmemorial y no desvelan, como regarlas diez o doce veces al día y plantarlas el día de Viernes Santo.

Estos preciosos monumentos florales son llevados en la mañana del 15 de agosto, al igual que en muchísimos otros pueblos, en alegre desfile por les Obreres fadrines, aquí vestidas de valenciana y acompañadas del sombrillero, para depositarlos a los pies de la Virgen en su gran día, en el que los católico recuerdan y celebran que fue trasunta, asunta a los cielos, dormida no muerta.

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