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Oración de otoño

Hace unas semanas oraba tocándome el ala de la papalina a primera hora de la mañana. Ahora, postrado de nuevo ante el poder del cielo, envío mi plegaria al comienzo del curso, cuando todas las cadenas preparan sus programaciones en la nueva temporada. Señor, he sobrevivido, aunque no sé si podré resistir de aquí a las elecciones, a las soflamas del Telediario, más convencido que Luis de Guindos de la recuperación económica. Señor, que no me pille cerca la aceleración económica pregonada porque te aseguro que uno de esos publirreportajes se llevará por delante al que ande despistado. Es tanta la aceleración, tan fuerte la salida de la crisis, tan boyante la crecida de nuestros salarios que he visto a pensionistas medio majaras entrando en tromba a los bancos, llamando como llaman los espectadores a Maritere Campos, para que los asesoren porque no saben qué hacer con el euro y pico que han subido las pensiones, un capital cegador, un aldabonazo en la esperanza familiar, una razón para no cagarse en lo más sagrado al menos hasta que se les pase el flipe. Mi Salvador, sálvame aunque no sea de luxe, fíjate con qué poco me apaño, pero sálvame de mí mismo para no envidiar a los funcionarios porque de ellos será el reino de la opulencia con unas nóminas a rebosar de promesas que no suenan a mercadeo electoral como algunos siguen propalando sino al fruto de esta eyectada recuperación, tal como a diario, sin desfallecer un solo día, con el ánimo de una sor joven pero con la astucia de una hermana revenida, expelen en TVE con más jeta que Fátima Báñez, oh, madre, oh lágrima viva, oh, sufridora, haz que no cambie de peinado así los votos la envíen al paro eterno en pocos meses, en diciembre, dijo el cínico Rajoy, el hombre plasmado, al impostado Carlos Herrera, que dios le perdone esa hueca y falsaria voz de vendedor de biblias.

San Prepucio Bendito

San Prepucio Bendito, ilumíname para escribir cosas como esta, frases que digan que mi lavadora tiene mejores programas que Telecinco, Señor, ten piedad de mí, guíame hacia ese reino pútrido, siéntame ante la pantalla, y haz que mi cerebro degluta unos minutos el periodismo macarra de Pedro Piqueras y pase luego, sin sobresaltos, a la gilipollez de Cazamariposas, donde un fantoche reportero llamado Sergio Silva se ha propuesto analizar un asunto de máximo interés, oh, Capullo de Oro, Pilila Magnánima, ¿por qué Kiko Rivera, el querubín Paquirrín, se tira tanto pedo, le huelen los pies, y caga con las puertas del retrete abiertas? Yolanda Pinós, otra que tal baila, es presentada como nutricionista, pero ya hace las mismas mojigangas que los capullos del programa con un micrófono en la mano. Dice que las flatulencias son normales ya que es la vía que tiene nuestro organismo de desechar la mala digestión de una comida pesada. Y lleva razón. Cuando paso mucho tiempo viendo Telecinco mi cuerpo reacciona con sabiduría, me tiro unos cuescos que suenan a gloria, oh, Divina Bocanada. Es decir, Kiko Rivera y un servidor somos normales, peemos con alegría porque nuestro cuerpo sabe defenderse eliminando lo que le estorba. Así que hazme fuerte, protégeme no de lo visto sino de lo que vendrá, que al margen de Telecinco, la cadena del único mojón, el resto empieza el lunes a lo grande. Ya sé que me apartaste de la vergüenza del final de Insuperables en La 1, y por ello, como te prometí, me tragué, bajo mi responsabilidad, una selección de gestos, saludos, dedos en uve, ojos abiertos, y sonrisa artificial del pájaro Santiago Segura, y como siempre es lo mismo me quité la penitencia en menos que se cala uno al público de Sálvame, que cuando recibe a Paz Padilla al grito unánime de guapa, guapa, es fácil imaginar el cachondeo de la grada.

Última petición

Y por último, Santa Tecla Bendita, toca todo lo que tengas que tocar, pero intenta dar con el humorista que califica las preguntas de Bertín Osborne a Mariló Montero de valientes. Hay que serlo para que el único espacio de entrevistas de la televisión pública lo presente este señorito andaluz, se llame En tu casa o en la mía, y alardee de grandes figuras teniendo entre sus invitados a Jesulín de Ubrique o Carmen Martínez Bordiú. Hay que tener más mala leche que el hooligan Alfonso Rojo con sus becarios para poner a este cantante mediocre de rancheras al frente del único espacio de entrevistas de TVE y creer que hablar de inteligencia sexual con Mariló es ser valiente, qué bochorno, San Anacleto, a ver si la próxima vez que vaya Quim Gutiérrez a El hormiguero saca a pasear su inteligencia sexual „una revista la ha sacado, y por Santa Tranca, y Barranca, que la tiene así de inteligente„ y gana el premio Zapeando a lo que sea. Y hablando de inteligencia, y sexo, oh, Apóstol Fatuo, oh, Lucero Encogido, ay, Dolor de los Pecados, apártanos del hocico la cicuta dura de ver encamados el lunes a Mariano Rajoy y Ana Rosa Quintana, como lo oyen, que la dama de la basura matinal amenaza con pasar 24 horas con el líder. Por lo que más quieras, san Abundio, hay una cosa que te quiero decir, sálvanos de luxe de semejante imagen. Mariano y Ana Rosa en el catre es una imagen atroz. Prívanos de ella, limpia el reportaje de paja, y sobre todo polvo, y déjalo apto para mayores con reparos, es decir, Mariano y Ana Rosa paseando por el jardín, Mariano y Ana Rosa en el despacho del Gran Timonel, Mariano y Ana Rosa viendo amartelados el programa de Ana Rosa, Mariano y Ana Rosa tomándose el té de las cinco. Fíjense si las «24 horas de Ana Rosa con Rajoy» ha despertado risillas que hasta el día que Joaquín Prat lo dijo como avanzadilla, los colaboradores serios de AR, permítaseme el oxímoron, murmuraron como gallinetas pecadoras. Santa Lina Morgan haz que yo, corista, empresaria, diseñadora, modelo y actriz, no caiga en la tentación y, alejada del mundo del pensamiento, acabe en Mujeres y hombres y viceversa, por Santa Choni de la Amargura. Amén.

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