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Pasar la «cistella» no da para más

Los resultados producidos en las dos recientes competiciones internacionales de Llargues con participación valenciana obligan a una seria reflexión. Lejos quedan los tiempos en que los pelotaris valencianos dominaban con solvencia estas competiciones en la modalidad más emblemática de la CIJB. Tras la derrota en el Mundial de Ecuador, la selección valenciana no ha vuelto a reinar en el juego a Llargues. Allí se perdió contra Holanda, posteriormente se perdió contra Colombia en el Mundial de Holanda y contra Bélgica en la final de 2014 en la Plaza del Ayuntamiento. En materia de clubes, las diferencias se han agrandado. Y aquí, en el trato que reciben unos clubes y otros, puede estar el nudo de la cuestión, la razón de esa decadencia de la pilota valenciana a nivel internacional.

La profesionalidad de los clubes belgas está muy lejos de la de los clubes valencianos. Agost ha sido la representación valenciana, muy digna, si tenemos en cuenta cómo han tenido que financiarse para poder viajar bajo mínimos a tierras holandesas y llevar con ellos una parte del alma de su pueblo y de sus productos típicos. Los campeones de Sella y Benimagrell han de pasar el «cabaset» para comprar la pelotas. Viajar a la Champions era un imposible. La misma noche en que Agost se presentaba internacionalmente, el equipo de Kerksken, tricampeón continental, se hospedaba en un hotel de lujo, lejos del bullicio y de la fiesta de camaradería previos a la final. Sus jugadores cobran sustanciosas fichas que les permiten vivir dignamente de este deporte, gracias a patrocinadores privados. Ellos saben de la importancia de ganar el máximo título europeo. Se trata de varios minutos en la televisión nacional belga y en diarios de difusión nacional. Una mínima comparación resultaría vergonzosa para los valencianos.

Otro ejemplo de profesionalidad lo ha dado el club vasco de Oiartzun, entrenando las modalidades internacionales con apasionado interés y mostrando un buen nivel competitivo en su primera comparecencia. Nunca van a renunciar a sus modalidades propias pero son conscientes que para competir hay que entrenar, programar, tirar de método. Es el momento de plantear un nuevo futuro en la pilota valenciana que se fundamente en el trabajo de los clubes, columna vertebral de este deporte. Profesionalizar los clubes es el camino. Es el camino más seguro hacia el éxito futuro. Hace falta dinero, claro que sí. Hace falta dinero público para aquellos que trabajan las bases, compiten internacionalmente en representación valenciana y se dejan el alma por orgullo de pueblo. Ese dinero siempre estará bien empleado.

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