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En dos espacios paralelos

La vida tiene estados alterados y espacios paralelos y hasta compartimentos estancos, como los grandes barcos que cruzan los océanos. Y la ciudad va por barrios. Sube Russafa, baja el pretendido y pretencioso del Carme, desgastado por una historia reciente llena de contradicciones y al final sin sentido. Últimamente vuelvo al de Russafa, con Josep Lluís Vidal, a quien le pirran la danza y el teatro, en espacios pequeños, como en Londres, y también acabo de descubrir, más vale tarde que nunca, Las Naves, donde Guillermo Arazzo hace de salonero, como yo un tiempo en el Palau de la Generalitat (la mitad del siglo XX y un trozo del siglo XXI y también he vivido intensamente enfrente, en una casa burguesa, con un líder de CC OO).

Una Alicia en Wonderland me llevó a la Sala Russafa (nada que ver con Ruzafa show, que me editó Ocurrió en Valencia y solamente me dieron un ejemplar). No esperaba mucho y disfruté como un enano. Aunque no me dejaron hacer mi particular Cinema Paradiso en la cabina, todo se andará (¿un corto?). Chema Cardeña ha hecho una adaptación muy suya y feroz, basada en ese vitriólico Lewis Carroll que profundiza en el pozo de cieno valenciano, una historia interminable. Una herida gangrenada. Todos geniales, la Reina Roja me tiene a su pies y el Conejo Blanco queda invitado a uno de mis tés a las 5 pm. Y que no diga «me encanta poder decir que llego tarde». Yo le diría a alguien que sabe del cuento «is too late», aprovechando el subtexto y el mar de fango en el que se ha rebozado. ¿Quién le lavará las manos y quién el espíritu, si queda?

Y la otra sala, o espacio multiusos, que lo levantó Zapatero. ¡Dios, le debemos algo a ese fantasma de La Moncloa!. Era nuestra parte del Plan E o Z. Y aquí queda junto a unos terrenos inclasificables (¿de quién son estos terrenos?). Hace pocos meses que se abrió el auditorio y es el mejor espacio de toda Valencia, apúntense hagan lo que hagan. Guillermo Arazzo estrena maravillas, como esta obra de Conejero, La piedra oscura. ¿Qué quieren que les diga? Lo digo, me sobrecogió, nada de reír, el corazón en un puño, oyendo respirar a Grao y Sánchez „iluminado contra el muro, recortado en la angustia„ haciendo el uno de Rodríguez Rampún, el último love feroz de Federico García Lorca, y a Nacho Sánchez haciendo de un soldadito español, soldadito valiente, con los sueños rotos y la vida en un hilo. Hubo aplausos y bravos merecidos. Venían del María Guerrero y van al Teatre Lliure. Grao habla catalán perfectamente y se ríe cuando le cuento mi vida con Lluís Pascual en un piso frente a la Sagrada Familia, y el avatar de Eduardo II hasta estrenarlo Antonio Banderas y Juan Gea. Y más se sobrecoge el director, el argentino Pablo Messiez, al saber de Manuel Puig y el estreno mundial en Valencia de El beso de la mujer araña. Tanto que le emplazo a ver sus fotos en la plaza de la Marededeu, y el fular que me regaló Juan Diego por mis desvelos.

Yo a Grao le montaría Un tranvía llamado deseo (Nuria Espert no dio con el actor adecuado nunca, me dijo) y hasta un Bernhard (¡ja,ja! lo descubren con 45 años de retraso), con Banderas, que lo quería mi amigo José Luís Pellicena entonces. Y la Olguíssima me lo pedía de rodillas en el sofá de Oliver, cosas. Así que los espacios paralelos pueden cruzarse como las paralelas en el infinito del tiempo/espacio.

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