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Intemperie de putas

Como viví bastantes años en Velluters, puedo afirmar, sin temor, que la prostitución no puede eliminarse, sólo admite un poco de orden. Por eso, en valenciano (que recibió, como todas las lenguas, su astilla de deslumbramiento), se dice de algo desajustado y caótico que es «com una casa de putes sense amo»: pura lucidez. El orden y las putas siempre han sido conceptos compatibles y, me temo, complementarios o, como decía una profesional (voluntaria) a el confidencial.com: «Estoy mejor trabajando como puta que en un McDonald´s o de teleoperadora». En la última postguerra hubo misas y rosarios por imposición, pero los burdeles tarifaron como en la vida, ya ven.

Es lo que yo digo: para que la prostitución sea cualificada, de modo proverbial, como «el oficio más antiguo del mundo» ha necesitado tiempo para acumular trienios en toda circunstancia, ¿no? Lo ha hecho entre ricos y pobres, en Rusia y Oceanía, en la tradición budista y en la musulmana. En todas las lenguas, dicho sea sin doble sentido. Cada vez que desde cierto feminismo, no sé si bienintencionado o directamente idiota, se anuncia el combate por suprimir la prostitución, me acuerdo de aquellas ligas de la templanza que, contra lo que dice su nombre, pretendían acabar no solo con el alcoholismo, sino con su consumo razonable y hasta ocasional. Fracasaron, claro.

Putas y putañeros pueden redimirse: a título personal. Los burdeles de la vieja Europa, tan grandes como una ciudad mediana (y el de Valencia el mayor de todos: pregunten a Rafael Solaz), solían estar rodeados de conventos de arrecogidas y beaterios de redención. Mejora moral voluntaria. Pero el poder político solo puede desenterrar esa actividad, someterla a tributación, a la penicilina, a contrato y vacaciones. A cubierto. Y perseguir la trata. A lo peor es eso lo que se quiere evitar. Quien pretende, desde la política, mejorar al ser humano, es que ignora que eso es voluntad del mejorable y tarea de cualquiera (la escuela, la familia, la religión), de cualquiera menos del Estado.

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