El rótulo Mercader de Indias parece una puerta abierta a la imaginación. Es como sumergirse en una de aquellas novelas de Emilio Salgari que leíamos en la adolescencia y nos transportaban a lugares exóticos donde todo era posible. Nos representamos a ese mercader viajero como un buscador de maravillas, protagonista de aventuras extraordinarias con final feliz. Algo, o mucho, hay de eso en la persona de Carlos Serra, auténtico descubridor de nuevos horizontes en esa compleja tarea de idear y construir espacios con mirada nueva y orientación certera. En el interiorismo actual, Serra ha implantado un estilo propio, lleno de huellas de sus viajes a mundos lejanos que enriquecen la existencia cotidiana con bien dosificados caudales de fantasía. A él se deben instalaciones tan logradas como las tiendas Hannover o Wolf, las joyerías de Argimiro Aguilar y de Victoria Cercós, los restaurantes Mar de Avellanas o El Balandret y bastantes trabajos fuera de aquí, en Madrid, Barcelona, Ibiza y Bilbao.
Mercader de Indias (aposentado desde no hace mucho en la calle Martí, casi esquina a la Gran Vía) reúne en su extensa superficie todas esas piezas que forman conjuntos tan peculiares como armoniosos, al servicio de un concepto identificable y personal. Días pasados fue escenario de la presentación de nuevas propuestas, entre las que destaca la colección Black Taupe, que descansa en un sobrio dúo cromático „colores piedra y negro„ diversificándose en tapicerías y alfombras, la estudiada iluminación y las piezas únicas procedentes de China, Sri Lanka, Jordania y Panamá.
La arquitectura interior, la profesión que Carlos Serra cultiva con éxito desde hace casi veinte años, no estaría completa sin una ambientación enfocada al pleno goce de los sentidos. Baobab, el nombre de esos árboles gigantescos de África tropical, sugiere inmediatamente paisajes soñados, altos cielos, inmensas llanuras. La evocación toma cuerpo en una serie de velas perfumadas, de elaboración manual, cuyos aromas son capaces de evocar la naturaleza de Tanzania, las pirámides egipcias o las estepas del Asia Central, aun sin la música de Borodi. Todo, en suma, para un hogar renovado, fragante y hermoso.
La presentación se brindó a dos centenares de invitados, tan significativos como Mayrén Beneyto, Pablo González Carrau, Reme Hidalgo, Iñaki Verschraege, los señores de Lacomba, la familia Vázquez-Navarro, los doctores Luz Aguiló, Juan Antonio Murgui y José Luis Gandía, los artistas Horacio Silva, Jarr y Paco Seoane, los joyeros Vicente Gracia, Joaquín Barao y Guillermo Martorell con Mamen Puchades, y gente de la moda como Adrián Salvador y Lucas Zaragosí (Siemprevivas), Alejandro Rasta y Encarna Roig, de Acosta.
