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Imputar «versus» dimitir

No puede pasar», exclamó la vicepresidenta y portavoz del Consell, Mònica Oltra, durante la última rueda de prensa posterior a la reunión del pleno. Se refería a la presencia de un procesado „imputado„, Rafael Aznar, en el Puerto de Valencia. Al expresidente, que tras ser sustituido por Aurelio Martínez continuó en el puerto en virtud de su plaza de funcionario de la Administración del Estado, le había asignado el nuevo responsable el área internacional para aprovechar su experiencia. Martínez, de hecho, había comentado que a él, si se veía en algún trance judicial, le gustaría que respetaran su presunción de inocencia.

Sin embargo, la presencia de Rafael Aznar incomodaba en el tripartito. Sus apariciones públicas no encajaban en un Gobierno que pretende ser adalid de la transparencia. Sobre todo después de que unos días antes forzara la destitución de la directora territorial de Vivienda de Valencia, Anna María Miquel, tras conocerse que había sido denunciada por una supuesta agresión a su pareja sentimental. La falta de respuesta de Aurelio al primer embate de la vicepresidenta originó malestar en el seno del Consell, ya que las palabras de Oltra habían sido consensuadas con Ximo Puig. Pero a la segunda, en el Palau, fue la vencida.

Mientras, a la misma hora pero en otro lugar, un imputado, en esta ocasión por la trama Gürtel, Jorge Guarro, recibía un premio del mundo fallero „y no era el primero„ . Aunque Pere Fuset lo apartó de la primera línea de fuego de la Junta Central Fallera, continúa a la cabeza de la promoción exterior „hay que recordar lo que llegó a decir Joan Ribó por su presencia en la JCF hace un año.

Así las cosas, en otro punto del cap i casal, la concejala Sandra Gómez apoyaba en el consistorio valenciano que los servicios jurídicos municipales se hicieran cargo „si el informe encargado resultara positivo„ de la defensa de un policía local condenado a cuatro años de prisión, según el juez, por poner hasta siete multas a un vecino sin que hubiera causa para ello. «Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón», que decía Jorge Luis Borges.

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