Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las estrellas

No las del firmamento, que nos la suele ocultar el paisaje urbano, sino las otras; seres humanos que por especial carisma sobresalen para convertirse en referencias, proyectando de distintos modos su luz sobre la existencia cotidiana.

Uno de esos astros ha reaparecido estos días (si es que estuvo alguna vez oculto) en todos los medios informativos, que han dedicado su atención al centenario de Frank Sinatra. Una y otra vez se ha repasado la trayectoria del hombre, la huella permanente de una voz que sigue llenando nuestros oídos con las palabras sonoramente acariciadas, como golpes suaves de insuperable swing, o para arañarnos las entretelas cantando mejor que nadie ese sentimiento indefinible llamando melancolía.

Es curioso: el 12 de diciembre, día en que nació Sinatra hace un siglo, es la misma fecha (muchos años después, claro) del nacimiento de alguien que nos toca muy de cerca: Francis Montesinos, astro también en el mundo de la moda, y al que se debe la revolución que aportó en otra etapa decisiva, promoviendo una nueva óptica, un enfoque desestabilizador y estimulante, de cuya estela „directa o indirectamente„ se han beneficiado las generaciones posteriores.

En estrecha relación con él es actual noticia la que ha sido (y continúa siendo en gran medida) su musa inspiradora: Paola Dominguín. Una mujer fuera de lo común, nacida de dos figuras míticas, la actriz Lucía Bosé y el diestro Luis Miguel Dominguín, apadrinada por Pablo Picasso y crecida en un ambiente en el que se codeaban las figuras más significativas de la cultura y el espectáculo internacional. Pareja fue la formación de Paola: idiomas, baile, esgrima, interpretación y mimo en la escuela parisina del gran Marcel Marceau. Semejante bagaje se reflejaba en las pasarelas, sobre las cuales su paso era la revelación de una armonía inigualable. Requerida por los máximos diseñadores, desde Ives Saint Laurent a Oscar de la Renta, Valentino o Armani, mostró siempre su especial afinidad con Montesinos, erigiéndose en su fiel imagen deslumbrante.

Al abandonar la moda en 2000, Paola Dominguín se dedicó a cultivar su faceta creativa, de la que ha dado muy buenas muestras: joyas de plata, ropa de bebé y de primera comunión, marroquinería, textiles hogareños,... hasta llegar a su lanzamiento actual en la esfera de la cosmética. Un matiz diferencial impregna sus cremas, que ella misma califica de «una de mis pasiones». Nacen elaboradas por un prestigioso laboratorio valenciano y con la colaboración de una veterana, respetada profesional del sector, como es Alicia Jurado. Pero los productos de la firma Paola Dominguín llevan su sello, uniendo eficacia y un cierto aliento poético. De ahí su nombre: Flor Roca, que aúna fuerza y sensibilidad. Toda la gama, variada según las necesidades específicas de cada epidermis, se distribuye en venta exclusiva por El Corte Inglés, y se ha presentado hace unos días en Madrid con gran aceptación. Paola continúa admirándonos.

Compartir el artículo

stats