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Los tigres de papel del PSOE

El PSOE no necesita enemigos y en eso tenía razón el reyezuelo con coleta de Podemos. El liderazgo de Pedro Sánchez estaba en entredicho, no tanto por la caída de su electorado como por las luchas intestinas. Si él resolvió las autonómicas y las municipales en Madrid con el asalto a la federación madrileña y el desplazamiento de Tomás Gómez, no llegó a sus reales objetivos, al entrar en el pacto por Madrid, a la fuerza, contra Esperanza Aguirre, dejando que la candidata de Podemos gobernara «con nuestro programa», dijo el desplazado y en desgracia animador de la tertulia de la Sexta, eclipsado. Y han venido a ser los de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha quienes han tocado a rebato cuando le han visto con posibilidades de llegar a pactos que le encumbrarían a presidente de Gobierno. No le quieren ver prosperar tanto antes del congreso programado y que él intenta retrasar.

A nadie se le oculta, ni al PP ni a la embravecida Mónica Oltra, que a veces el movimiento asambleario en etapa electoral no sirve para reforzar ni la candidatura ni los ánimos. Tampoco si se sale de un fracaso. La operación acaba mal y la sustitución de Pérez Rubalcaba, a la que recurrieron por no elegir a tiempo a Carmen Chacón, es buena muestra y ahora ellos mismos hacen lectura interesada y se lanzan a devorar a su hijo, que se atrevió a salir de unas primarias, creando un mal precedente que ninguno de ellos había pasado antes.

Susana Díaz, Fernández Vara y García-Page vienen de lejos, del paleosocialismo. Ella, revalidada en dos ocasiones, pero puesta a dedo sin mandando presindencial, por traspaso de alguien que está encausado en el caso de los EREs, lo que no es precisamente la mejor recomendación. Y aunque ella juró y perjuró, no hizo nada hasta que no necesitó a Ciudadanos para coronarse, sería por algo.

Guillermo Fernández-Vara, que se fue (derrotado) y volvió en Extremadura „a quien IU negó el pan y la sal, echándose al tálamo con el PP„ se comprende que ahora diga lo que dice, porque quiere seguir saliendo en la foto, con las subvenciones imprescindibles que hacen de esa extraña autonomía (modelo café para todos) el eje de la política estatal o subvencionada, dando lecciones sobre qué es Estado y que es nación, cuando en ambas asignaturas es el último de la lista (bueno, no, Ceuta y Melilla, las plazas africanas irrenunciables, son una caricatura mayor elevada a la tercera potencia).

Emiliano García-Page, que tardó en pactar con Podemos pero los necesita, no sé a qué se opone, ocultándose tras un patriotismo aznarista, un telón que les vela. Pueden temer todos una reforma de los gobiernos autonómicos si hay pacto estatal, porque habría recomposición y entraría Podemos en esos ejecutivos autonómicos y perderían su silla algunos amiguetes (esos que no necesitan estudios ni titulación y yo diría que tampoco competencia probada, para ellos destacar algo).

El desatino de los barones lleva al desnortado Ximo Puig a entrar en la liza, apoyando esta maniobra, para así no rendir cuentas de momento tras los repetidos fracasos electorales (aunque le han llevado a president por carambola, aliado con quienes no quiere que negocie ahora Sánchez) porque rendir cuentas equivaldría a dimitir él y su equipo, y no piensa hacerlo. Así que marea y embolica que fa fort.

A Sánchez le han dejado de forma que no les sirve a ellos ni a nadie, ni para pactar ni para presentarse a unas elecciones adelantadas, en la peor de las situaciones. Y sólo con un milagro de maquiavelismo y acción podría deshacerse, como César Borgia, de tantos enanos infiltrados, todos fundamentalistas. Es difícil que lo logre, pero lo va a intentar. De los programas, ya se sabe, no hablan. Se guían por emociones e intereses de bandería. Y todos ellos son tigres de papel. Una honrosa (¿) medianía.

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