Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De coaliciones, abismos y apocalipsis

Descubrir a estas alturas que la sociedad española es plural, que es plurinacional y que las coaliciones están a la orden del día en cualquier país en parecidas circunstancias, no deja de ser un reflejo de la pervivencia de los hábitos del franquismo cuarenta años después de la desaparición del dictador. El partido único con sus familias, el territorio reservado a las manifestaciones más o menos folklóricas, la ley y el orden como supremas aspiraciones de los gobernantes.

Analistas, tertulianos, y demás se han puesto de acuerdo: la izquierda no ha ganado las elecciones del 20D. Los fumanchúes de los dos grandes partidos nos amenazan con el fuego eterno si nos desviamos de lo que marcan sus intereses; en vez de cobrar y callar que de lo primero saben mucho, nos obsequian con sus amenazas apocalípticas. Sus devotos, entre la ignorancia y el temor, acatan los malos augurios convirtiéndolos en verdad revelada.

Las víctimas del saqueo económico, social, moral siguen sufriendo la ley mordaza, que condena a los antifranquistas y permite el solaz de los partidarios del dictador en forma de resistencia a la aplicación de las leyes, por ejemplo de la memoria histórica desconociendo cualquier insulto a la democracia. La infancia y la juventud sometidas a la Lomce, condenadas a la vulnerabilidad futura. Las personas dependientes pendientes de la voluntad de aplicación de una ley que a todas las administraciones obliga. La precarización del trabajo discurre en paralelo a la carencia de inversiones productivas y con ello la creación de empleo de calidad, estable. En vía muerta la justicia para todos, con el escarnio de la doble velocidad según casos y personajes implicados. La salud universal y las pensiones al albur del último tránsfuga de la decencia. Como el crecimiento de la desigualdad y la obscena exhibición de la riqueza espoliada por bancos y grandes compañías en régimen de oligopolio sin competencia. La cultura es libertad sin IVA como las energías alternativas y sostenibles.

Las coaliciones constituyen la salida natural a la pluralidad expresada en las urnas por la ciudadanía. La transformación de las ciudades españolas en el último tercio del siglo XX se debió a las coaliciones de izquierda. Quienes ahora aducen el peligro debieran tomar nota. Como debieran hacerlo quienes quieren importar la grosse koalition en grave olvido de las circunstancias de país, guerra fría muro de Berlin, y el sacrosanto temor alemán a caer en las garras de la inflación y de su mano en cualquier autoritarismo. Circunstancias por ahora alejadas del panorama español.

Con el objetivo de deshacer el entuerto de los cuatro años de PP, que en algunos casos abarca lustros y décadas, ya tendría tarea suficiente una coalición de izquierdas. Sin aducir reformas constitucionales o referéndum que con los resultados la manija la tiene todavía el PP, aun con 119 diputados en el Congreso y mayoría en el Senado. Entuerto que ha provocado invasión de competencias en las autonomías más celosas de las mismas, lo que añadiría a la coalición de izquierdas en algunos casos el voto de PNV, ERC y otros. Los aspectos legales que hemos apuntado son transversales, esto es conciernen a todos los ciudadanos, a todos los territorios.

Puede suceder que ya existan dos coaliciones. Internas. La de las familias del PP, en coalición consigo mismo. La del PSOE que es doble, de familias como la anterior, territorial en virtud de las sucesivas operaciones de fusión por absorción que se arrastran desde la transición.

La responsabilidad del partido socialista es enorme ante sus electores, víctimas vulnerables de los desaguisados del capitalismo salvaje del PP en los últimos años, y, como se recordará, durante más en autonomías como la valenciana. El alejamiento de los electores, la desconfianza, constituyen la retribución en forma de pérdida de apoyos electorales, de militancia en una carrera descendiente que han acelerado los últimos comicios. Hacia la irrelevancia o algo peor, el abismo. Eso sí, los familiares empleados y bien retribuidos.

Finalmente, ¿quién define los intereses de España? En anteriores colaboraciones confié en obtener respuestas claras respecto de algunos temas como el TTIP, las reformas constitucionales, el encauzamiento del laberinto catalán, todo cuanto se ha reflejado en el tercer párrafo de esta colaboración. El silencio ha sido clamoroso por parte del bipartidismo y C´s, el último invento del sistema. Es decir, los intereses de una minoría frente a los intereses de la mayoría de los ciudadanos.

Tampoco pasaría nada ni nos caería encima el cielo si tras la coalición restauradora de libertades y porciones de bienestar se convocaran nuevas elecciones. Suele suceder en el tantas veces citado entorno europeo.

Compartir el artículo

stats