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Perfumes anunciados

Los anuncios de perfumes de la tele, que tanto arrecian en esta temporada, parece que salen todos del mismo gabinete de creativos publicitarios pues siempre hay tíos/as buenos/as, playas, alcobas, frufrú de sábanas y triquitraque. También salen muchos tipos duros, con barba de dos días, a caballo de una moto o pilotando una lancha, aunque no sabemos si la gesta es de naturaleza civil o militar. A mi eso no me molesta, que conste, salvo una morena de ojos de un azul tan alucinado que parece la jefa de los zombis (al servicio de una inteligencia alienígena). O es que se ha comido media docena de rulas/pastis/micropuntos. Pero lo más sorprendente de todo es que no tienen letra, sólo música. Si acaso, acrónimos y anagramas: abracadabra.

Bueno sí, hay un momento es el que una voz insinuante se limita a pronunciar, en extranjero, el nombre del perfume y a veces y a continuación, el del fabricante, un detalle que, a menudo no tienen los vendedores de verduras y pescado, cuyo origen puede ser tan ignoto (y remoto) como el del euskera. A lo que voy: se oye una señora que, con una voz insinuante, pronuncia lo que ya sabemos y se ve, un par de palabras. El acento es lo más sorprendente pues oscila entre el inglés oxoniano y los vagidos de amantes desvanecidas en el porno blando de Tinto Brass o de aquel Hamilton „que los más jóvenes tuvieron la suerte de no conocer„ que filmaba bolleras rubias con un objetivo legañoso. Cuando el perfume tiene nombre francés ya no pronuncian tan okey y hasta confunden blue con bleu, que es lo mismo pero con queso. La campeona es una colonia cuyo nombre suena así: Caoulinna Heueeua, cuando se ve que es Carolina, o sea, normal, y prima lejana del Herrera del Escorial. Más de aquí imposible.

Si hubiera que invocar un dato del aumento de la credulidad del personal y de la erosión de un saludable escepticismo, serían esos anuncios petulantes. Si los compramos así, es porque así queremos que nos los vendan, aunque algunos perfumes estén realmente bien y yo use, en invierno, Solo de Loewe.

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