Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Venta Teresa

Con los almendros merengados de blanco y rosa y los asfódelos florecidos a la orilla de la carretera, no se podía decir que había llegado el invierno, pero sí era, en el arranque del puerto de la Carrasqueta, el primer día de viento agrio. Así que me metí en Venta Teresa donde tenían encendida la chimenea y junto a las brasas, un perol de fundición con el guiso del día. La matriarca Gloria, reinaba desde un rincón y, enfrente de ella, un señor jubilado decía que llegó para desayunar, se quedó un rato, y acabó por comer también. No parecía que tuviera prisa por irse. La hija de Gloria, que es la que se llama Teresa, se acerca a su madre y le estampa un beso.

Somos una civilización rodada desde mucho antes de que a un par de alemanes locos se les ocurriera mover un émbolo con una explosión controlada, pero Venta Teresa es la que mejor conserva ese mundo de coches de postas, tartanas de viajeros y carros de la trajinería, con el mínimo de operaciones de acomodo a los tiempos modernos. Una vez me propuso ir Llorenç el Contacontes, pero en esta época de whatsaps empiezas a cuadrar una cita en Pascua y la cierras en Adviento. El señor jubilado curiosea mi cámara, fue fotógrafo profesional («¡El primer estudio de fotografía en color de Xixona!»). Y le queda la afición. Teresa vuelve a besar a su madre, la tiene más cuidada que a una virgen andaluza.

Elijo dieta blanda: estoy sufriendo una invasión de ultracuerpos víricos que me crujen, según su humor, las rodillas, el estómago o los riñones. Aparece más gente y charlamos. «Compramos una Hasselblad, la cámara que llegó a la Luna, que nos costó un millón de pesetas de entonces», dice el fotógrafo. La pareja que lleva el negocio me cuenta que les han hecho videos y reportajes y que una vez salieron en L´Alquería blanca. Llegaron, de jóvenes, para hacerse cargo de la venta por una quincena, pero ya se sabe lo que dura lo provisional en cualquier parte: «Cerramos a las siete de la tarde, cuando ya nos han acabado las sonrisas», dicen. Se está bien. Travelling lady stay awhile/ until the nigt is over.

Compartir el artículo

stats