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El electorado bipolar

Comportamiento bipolar. Es lo único que se me ocurre para explicar que, en la encuesta del CIS, la corrupción sea la segunda preocupación después del paro y el partido más afectado por estos casos siga siendo el más votado, repitiendo el resultado del 20D.

Me confieso incapaz de interpretar si la encuesta que ayer hizo pública el CIS sirve para aclarar la situación política, o para complicarla aún más. Tiene mucha gracia que el Partido Popular, que no sabe cómo quitarse de encima la rémora de los casos de corrupción, y que ahora ha dado un paso atrás en la iniciativa para formar nuevo gobierno, vuelva a ser el ganador si las elecciones se celebraran en el periodo en el que se hizo la encuesta „segunda semana de enero, mucho antes de renunciar a someterse a la investidura„; además, manteniendo, prácticamente, el mismo porcentaje de votos.

La permisividad parece garantizada por los electores. Lo decía ayer el juez que instruyó el caso Naseiro hace 26 años, Luis Manglano: «Siento que los métodos permanecen y que la sociedad lo permite», confesaba a Pepa Bueno, en relación al escaso castigo que infligen las urnas a los partidos políticos involucrados en casos de corrupción, lo que confiere una coraza de impunidad a estos «delincuentes

de traje» cegados por la ambición.

Una tolerancia del electorado que, sin embargo, no existe cuando se habla de las principales pre0cupaciones. De hecho, después del paro (55,3%), la corrupción (14,5 %) y los propios políticos (8,7 %) son los asuntos que más dolores de cabeza provocan a los españoles.

Lo que sí parece entrar dentro de las coordenadas de la normalidad es lo que le ocurre al partido socialista, que continúa sin encontrar el suelo de su electorado. La posición de Pedro Sánchez jugando al gato y al ratón con los dirigentes de su propio partido „que si los acuerdos pasan por la federal, que si los pactos los votan los militantes„, que ya no se amparan en el anonimato para cuestionarle en público, parecen justificar esa nueva caída del PSOE al 20,5 %, un punto y medio menos que el 20D. Una diferencia que Pablo Iglesias y sus aliados suman a su favor para superar a los socialistas (21,9 %).

¿Y qué hay de Albert Rivera y sus ciudadanos? Lo de siempre, en medio de la tormenta. Repite resultado, pero a la baja (13,2 %).

Lo más curioso de esta situación es que, al final, uno de los que peor parado ha salido en la encuesta del CIS, Pedro Sánchez, es el que ha asumido la responsabilidad de elaborar la pócima imposible del gobierno.

Siempre se podrá consolar pensando en Alberto Garzón, que pese a ser el político

mejor valorado, está a verlas pasar. Algo así como cuando vas a una fiesta, te crees el más guapo/a, todos/as se insinúan, pero al final se van con otro/a y te quedas solo/a.

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