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Las fallas, prolongación del carnaval

El Martes de Carnaval pone fin a las bullangueras fiestas civiles que se organizaba antes del Miércoles de Ceniza, puerta de la Cuaresma, tiempo antaño austero y severo en que no se permitía vivir licenciosamente y la gente aprovechaba. Lo dice el refrán valenciano: A Carnestoltes, totes les bèsties van soltes.

Los Carnavales previos a la boda de Felipe III en Valencia fueron memorables. Felipe III casó en Valencia con Margarita de Austria el 18 de abril de 1599. Iba a hacerlo en Barcelona, pero el Marqués de Denia le convenció para que, como lo hicieran Pedro el Ceremonioso (1345) y Alfonso el Magnánimo (1415), se desposara en nuestra Catedral. La boda fue doble, pues en la misma ceremonia se casó su hermana Isabel Clara Eugenia con el hermano de su desposanda el archiduque Carlos de Austria. El oficiante, el arzobispo Juan de Ribera.

La escena la tiene inmortalizada en un lienzo Vicente Lluch en el Museo de Bellas Artes de Valencia.El rey llegó a Valencia el 19 de febrero, justo a tiempo para vivir los carnavales. En la comitiva iba el literato y autor teatral Lope de Vega, invitado especial al casamiento del monarca, quien participó activamente en los festejos organizados por el Consell de la Ciutat y que nos costaron un millón de ducados.

Teresa Ferrer Valls, Catedrática de Literatura Española de la Universidad de Valencia, „ la persona que más ha investigado sobre nuestro ADN festivo rastreando minuciosamente la historia„ tiene interesantísimos trabajos sobre estas fiestas nupciales diseñadas. Una de las cosas de las que da cuenta es la actuación de Lope de Vega, «en una máscara de carnaval disfrazado de botarga y representando a don Carnal, mientras un compañero suyo, disfrazado de Ganassa, fingía ser la Cuaresma», en el Palacio Real. Lope de Vega montaba un animal de carga y estaba rodeado de todo tipo de carnes, y su comparsa rodeado de los pescados.

En la terminología carnavalesca actual se conserva sus palabros plasmados en el Siglo de Oro. Especialmente los encontramos en los carnavales de Villar del Arzobispo. Por ejemplo, las mojigangas que son desfiles callejeros, divertidos, satíricos, irónicos y populares, que llegaron a convertirse en género teatral, representado en los días de Carnaval. Puede afirmarse que no hay Carnestolendas sin mojiganga.

Los textos de Felipe de Gauna (dos volúmenes) sobre las fiestas de las citadas bodas reales, Carnavales incluidos, son una radiografía de cómo hemos sido „ y seguimos siendo„ los valencianos en materia de fiestas, ingeniosos, incansables, inagotables e insaciables. No hemos cambiado nada en el terreno de lo lúdico y la juerga. De ponerlo todo al revés y enmascararlo, subvertirlo todo, teatralizarlo.

Las mismas Fallas, donde se satiriza e ironiza todo, sin lugar a dudas, son una sutil prolongación del Carnaval que invade la Cuaresma y este año pisará el Domingo de Ramos, la Semana Santa, en que la fiesta, de nuevo, volverá a empezar. O mejor dicho, continuará en un sin parar.

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